La cosecha invernal de guisantes, sin embargo, no prosperó en los años subsiguientes.
Aunque científicamente defectuosas en varios niveles, las pretensiones de Lysenko deleitaban a los periodistas soviéticos y a los funcionarios agrícolas, ya que aceleraban el trabajo de laboratorio y lo abarataban considerablemente.
[4] Lysenko obtuvo en 1935 su propia revista, Vernalization, en la cual normalmente alardeaba de sus próximos éxitos.
Lysenko elevó el ánimo de los campesinos, haciéndolos sentir participantes y, en cierta medida, responsables del gran experimento revolucionario soviético.
Pero la carta tuvo el efecto esperado; se demostró que Stalin era un lamarkiano convencido y eso le bastó a Lysenko.
Si no se dan estas circunstancias, es difícil percibir con claridad todo su potencial.
Yo, en tu lugar, no habría experimentado con trigo ramificado en el distrito de Odesa (¡es demasiado árido!)
), sino que, por ejemplo, lo habría hecho cerca de Kiev o en Ucrania occidental, donde hay suficiente sol y la humedad está garantizada.
Los weissmanistas y sus seguidores, que niegan la herencia de características adquiridas, no merecen entrar en el debate.
La colectivización había destrozado el campo, y Stalin creyó (o hizo como si creyese) en los milagros.
Meses más tarde, la comisión hizo pública una crítica demoledora, y la reputación de Lysenko fue destruida completamente en la Unión Soviética, aunque continuaría siendo célebre en la República Popular China durante algunos años.
Casi todos los biólogos rusos y soviéticos famosos trabajaron en este edificio, y la mayoría de ellos, tarde o temprano, se convirtieron en víctimas de Lysenko, incluyendo a Nikolái Vavílov.
Al otro lado del pasillo tenía un baño privado (privilegio asociado a su cargo de director, práctica común en la antigua URSS).