Serguéi Eisenstein

[1]​[2]​ Sus ideales comunistas lo condujeron en varias ocasiones a conflictos con funcionarios del gobierno soviético.Él sólo tenía diez años y quedó a cargo de su padre Mijaíl.En esta época, Serguéi empezó a estudiar japonés, y aprendió unos trescientos caracteres kanji que citó como un factor que influyó en su desarrollo pictórico,[8]​ y ganó una exposición de teatro Kabuki;[9]​ estos estudios lo llevaron a viajar al Japón.Sus producciones se titulan Máscaras de gas, Escucha, Moscú, y El sabio.[12]​ En 1923, Eisenstein comenzó su carrera como teórico,[13]​ escribiendo El montaje de atracciones para la revista LEF.[15]​[16]​ Empezó a interesarse activamente por el nuevo medio artístico y rodó su primera gran obra, el largometraje La huelga (Стачка, Stachka) (1924), con una famosa secuencia en la que utilizó la imagen de ganado sacrificado al matadero intercalada con otra de trabajadores fusilados por soldados zaristas.En 1924, podrá poner en práctica sus teorías en su primera gran obra, La huelga (Стачка, Stachka), aunque él mismo consideró que había fracasado a la hora de hacer fluir las emociones de los espectadores y que era demasiado teatral.Pero será su siguiente película, El acorazado Potemkin, la que dará a conocer su nombre en todo el mundo, y es posiblemente la película sobre la que más se ha escrito en toda la historia del cine.Eisenstein decidió entonces centrar la película en ese episodio, y se abandonó su proyecto de 1905.Aunque los medios eran pocos, gracias a una serie de experimentos técnicos (pantallas reflectantes, fotografía desenfocada y plataformas móviles entre otros) obtuvieron resultados asombrosos.Además, en La línea general su protagonista no será la masa, sino una heroína individual, María Lápkina.Eisenstein viajó a Europa en 1930 para investigar sobre el sonido, campo que en la Unión Soviética tardó bastante en desarrollarse.Su primer guion para la Paramount, Sutter's Gold, fue rechazado, entre otros motivos porque el Mayor Frank Pease, de tendencias fascistas, lanzó un panfleto titulado Eisenstein, el mensajero del infierno en Hollywood, en el que entre otras cosas lo llamaba «perro rojo» y lo acusaba de todas las barbaridades, fueran reales o no, cometidas por los bolcheviques.El problema fue que el Comité Fish, antecesor del Comité de Actividades Antiamericanas, estaba actuando contra las actividades comunistas en California y contra la idea de llevar esa novela al cine.Entonces, al igual que hiciera Vsévolod Pudovkin, se refugia en la enseñanza y en la elaboración de su teoría sobre el empleo del color y del sonido, que sin embargo no tendrá ocasión de llevar a la práctica.Durante el rodaje, se asignó un supervisor oficial para vigilar a Eisenstein.Plantea el drama del zar como la materialización de las contradicciones de un político creyente fiel y ortodoxo, que se ve obligado a enfrentarse con la Iglesia rusa que no quiere perder sus privilegios feudales.La imagen que presenta Eisenstein de este zar torturado, que se cuestiona si el poder proviene de Dios o del pueblo, disgusta a los dirigentes comunistas soviéticos, y después de recibir el Premio Stalin por su primer capítulo, su segunda y su tercera parte, que pensaba rodar en color, son prohibidas.Sus escritos y películas individuales son los cimientos sobre los que se construyó la teoría del montaje soviético, pero diferían notablemente en su comprensión de sus principios fundamentales.Sus narrativas evitaban los personajes individuales y abordaban cuestiones sociales amplias, especialmente los conflictos de clases.Como muchos artistas bolcheviques, Eisenstein imaginó una nueva sociedad que subsidiaría totalmente a los artistas, liberándolos de los confines de los jefes y los presupuestos, dejándolos absolutamente libres para crear, pero los presupuestos y los productores eran tan importantes para la industria cinematográfica soviética como el resto del mundo.Debido a la incipiente guerra, la nueva nación aislada y devastada por la revolución no tenía los recursos para nacionalizar su industria cinematográfica al principio.Además, el protagonista en La línea general no será la masa sino una heroína individual, Maria Lápkina.
Eisenstein con el actor japonés de Kabuki Sadanji Ichikawa II en 1928.
Escena de Alejandro Nevski .