[3][4] Aparece en el himno homérico a Deméter y en la Teogonía de Hesíodo, donde es promovida como una gran diosa.
Cornuto nos resume las afinidades de la diosa: a Hécate se la representa con triple figura (trímorphos) porque la luna cumple tres (tría) fases fundamentales: creciente cuando nace, luna llena y cuando adopta una tercera (tritón) figura, fase en la cual está completo su creciente sin estar completo el círculo.
Contamina la tierra, al igual que los muertos, coopera con hechiceras y encanta las casas.
[6] En los escritos poscristianos de los Oráculos caldeos (siglos II-III) le fueron considerados algunos dominios sobre la tierra, el mar y el cielo, así como un papel más universal como salvadora (Soteira, σώτειρα), madre de los ángeles y el Anima mundi.
[14][15] Las primeras representaciones griegas de Hécate son simples y no triples.
Algunos retratos clásicos la muestran como una diosa triple sosteniendo una antorcha, una llave y una serpiente.
En las Argonáuticas, una epopeya alejandrina del siglo III a. C. basada en material más antiguo, Jasón aplaca a Hécate mediante un ritual prescrito por Medea, su sacerdotisa: tras bañarse a medianoche en una corriente de agua y vestido con una toga oscura, Jasón cava un pozo y ofrece una libación de miel[19] y sangre de la garganta de una oveja, que se quema en una pira junto al pozo como holocausto, retirándose entonces del lugar sin mirar atrás.
[22] En Tracia desempeñó un papel similar al del menor Hermes, es decir, gobernadora de los puntos liminares (tránsitos o umbrales) y de lo salvaje, guardando poco parecido con la vieja paseante nocturna en la que se convirtió.
La abuela de estos tres primos era Febe, la anciana titánide que personificaba la luna.
[25] A medida que su culto se extendió a otras zonas de Grecia se presentó un problema, dado que el papel de Hécate ya estaba cubierto por otras deidades más prominentes del panteón griego, particularmente Artemisa, y por personajes más arcaicos como Némesis.
Otras divinidades asociadas a Hécate por sus funciones eran Selene, Perséfone, Hermes y Deméter.
La menos conocida es un claro ejemplo de intento por integrarla sin disminuir a Artemisa.
Artemisa adorna entonces el cadáver con joyas y susurra para que su espíritu se eleve y se convierta en la diosa Hécate, que actúa de forma parecida a Némesis como espíritu vengador, pero únicamente para mujeres heridas.
[27][28] Diodoro Sículo la presenta como un personaje cruel que gustaba de la caza y cuando no tenía éxito en ella dirigía sus flechas a los hombres.
[29] La implacable Hécate ha sido llamada «la de tierno corazón», un eufemismo quizás para enfatizar su preocupación por la desaparición de Perséfone cuando se dirigió a Deméter con dulces palabras en un momento en que la diosa estaba afligida.
Más tarde se convirtió en la asistente de Perséfone y su íntima compañera en el Inframundo.
Hécate es una diosa ctónica preolímpica y no fue fácilmente asimilada en el panteón posterior de la Grecia clásica.
Otras versiones también concuerdan en que Zeus era el padre, pero la madre es citada como Asteria[36] o Ferea, una hija de Eolo.
Como muchas antiguas diosas madre o de la tierra, Hécate permaneció sin casarse y no tuvo consorte habitual, diciéndose a menudo que se reproducía por partenogénesis.
Se consideraba que todos los grandes magos y hechiceros mitológicos eran descendientes suyos.
Es discutible si la Diana representada en la obra de Leland es en realidad Hécate o no.
Aunque Diana suele ser muy identificada con Artemisa, no se representa en El evangelio como la del culto romano.
[50] Las hojas del álamo blanco son oscuras por una cara y claras por la otra, lo que simboliza el límite entre los mundos.
[58] Gala (Γαλῆ), literalmente «comadreja», era en otro tiempo una bruja que padecía un apetito sexual muy desbordado.
A menudo se afirma que la luna está consagrada a Hécate, contra lo que argumentó Farnell: Sin embargo en los papiros mágicos del Egipto grecorromano[62] se conservan varios himnos que identifican a Hécate con Selene y la luna, ensalzándola como suprema diosa, madre de los dioses.
De esta forma, como diosa triple, Hécate sigue teniendo seguidores en algunas tradiciones neopaganas.
[63] Hécate era adorada tanto por los griegos como por los romanos y en ambas culturas había fiestas dedicadas a ella.
Hay algunas evidencias que sugieren que el personaje y las escenas o partes de las mismas en las que aparece (acto III, escena V y una parte del acto IV, escena I) no fueron escritos por Shakespeare, sino añadidos durante una revisión de Thomas Middleton,[68] quien usó material de su propia obra The Witch, producida en 1615.