Abderramán I

‘Abderramán ibn Mu‘awiya ibn Hisham ibn ‘Abd al-Malik o ‘Abd al-Rahmān I (en árabe: عبد الرحمن بن معاوية بن هشام بن عبد الملك‎), conocido como Abderramán I o ‘Abd al-Rahmān I al-Dājil (الداخل, ‘el que entra’ o ‘el inmigrado’) (Damasco, marzo de 731-Córdoba, 788) fue un príncipe de la dinastía omeya que, en el año 756, tras diversas vicisitudes, se convirtió en el primer emir independiente de Córdoba, fundando allí la dinastía Umawi.

[4]​ Según el cronista Ibn Idari, Abd al-Rahman I era “de talle alto, rubio, tuerto, barbilampiño, tenía un lunar en la cara y llevaba dos aladares”.

En aquel momento, Yúsef no pudo hacerle frente porque se encontraba auxiliando a Zaragoza, sitiada por los rebeldes.

Yúsef volvió al sur inmediatamente, pero sus tropas habían sufrido fuertes pérdidas en el norte.

En marzo del año 756, Abderramán entró en Sevilla, que para entonces dominaba las provincias de Elvira, Sidona y Málaga.

[14]​ Entró con sus tropas, compuestas por sirios, yemeníes y bereberes, quienes avanzaron por el valle del Guadalquivir, mientras Yúsef partió de Córdoba hacia Sevilla, pero al notar el avance de su enemigo volvió a la capital.

Los dos ejércitos terminaron por encontrarse en las orillas opuestas del río, el cual estaba con las aguas crecidas, por lo que era imposible cruzarlo.

Abd al-Rahman, al haber escuchado los rumores, llamó a Abu Sabbah Yahya al-Yahsubi y le pidió su mula, gesto que tranquilizó los ánimos de los yemeníes.

Los yemeníes, enfadados por no haber logrado su propósito, se dirigieron a Abu Sabbah Yahya al-Yahsubi, quien les propuso asesinar a Abd al-Rahman con el fin de recuperar el poder nuevamente, propuesta que los yemeníes rechazaron.

Incluía a cristianos, hispanos, francos, eslavos, bereberes, mamelucos[17]​ y gente de todas las clases sociales, incluso esclavos, quienes recibían una paga permanente.

[19]​ Estas tropas, sobre todo los antiguos esclavos, eran consideradas más leales al no estar involucradas en las luchas de poder internas que se sucedían en el emirato, como lo eran sus originales unidades formadas por los poco fiables sirios, yemeníes, colonos originalmente árabes y bereberes, y de las que al comienzo de su reinado el emir dependió excesivamente.

[a]​ El largo reinado de 32 años transcurrió en lucha permanente para poner orden entre sus anárquicos súbditos árabes y bereberes, quienes nunca habían pretendido tener un líder y se resistían a su mandato, por lo que Abderramán se fue haciendo cada vez más estricto.

Después regresó a Toledo, donde gobernaba su primo Hisham ibn Urwa, quien le dio refugio hasta que Yúsef fue asesinado por sus soldados en el año 759.

[22]​ En el año 763, los abásidas enviaron un jefe árabe llamado al-‘Ala ibn Mugaith al-Yahsubi al-Hadrami (conocido como al-‘Ala ibn Muguit) en compañía de hombres y con instrucciones para fraguar una rebelión en contra del emir.

El caudillo al frente en esa ocasión fue un yahsubí de la región, Sa'id al-Matari.

Durante las constantes rebeliones, Abderramán cortó miles de cabezas para imponer su dominio y sus principales enemigos fueron los bereberes, quienes lo veían como cualquier otro árabe conquistador.

[18]​ A la larga este conflicto provocó que muchos de ellos emigraran al Magreb durante la segunda mitad del siglo VIII dejando despobladas varias regiones, pero que fueron repobladas luego por cristianos que habían migrado antes al norte de los valles del Duero y del Ebro tras la batalla de Guadalete.

En 777 desembarcó en la costa murciana Tudmir del agitador árabe al-Siqlabi, enviado por la corte de Bagdad.

En el año 778, dos ejércitos francos cruzaron los Pirineos, pero Barcelona, a la que habían pedido ayuda, negó su apoyo.

Sus aliados, al no ver recompensado su apoyo como esperaban y sin poder ejercer algún cargo de mando sobre el soberano, tomaron parte en conjuras contra su régimen.

Al-‘Ala ibn Muguit pereció en el combate, así como destacados jefes de la insurrección.

Este hecho le acarreó tal odio entre los árabes que el emir tuvo que comprar esclavos, es decir, mamelucos, para su ejército, pues aquellos no quisieron entrar a formar parte de sus filas como antes.

[22]​ Tiempo después, en el año 783, su sobrino, al-Muguira, hijo de su hermano Walid, junto con un hijo del famoso al-Sumayl ibn Hatim llamado Hudhayl ibn As-Sumayl, fraguaron otra conspiración que también pagaron con su vida.

[22]​ También su fiel liberto Badr fue insolente con su señor y cayó en desgracia, siendo temporalmente desterrado a una plaza fronteriza en el año 772.

[22]​ Tuvo tres hijos legítimos que pretendían sucederle, Suleimán, Hisham y Almóndzir.

Abderramán tomó la decisión de elegir el sucesor siguiendo una antigua tradición oriental.

[2]​ Nunca perdió ninguna batalla y en sus últimos años, Abderramán tuvo que lidiar con una sucesión de conspiraciones en el palacio, las cuales reprimió enérgicamente.

Río Guadalquivir cerca de Córdoba, ciudad donde Abd al-Rahman I se proclamó emir independiente.