Esa función le permitió presidir el directorio administrativo de ese departamento.
Desde el primer día de sesiones destacó al pronunciar un discurso que denunciaba las malas condiciones[7] en las que Luis XVI iba a ser recibido por la Asamblea al día siguiente.
La Asamblea quedó tan satisfecha con su trabajo que derogando sus propias normas le solicitó que fuera a leer en persona al rey este mensaje, encabezando una comitiva de 24 diputados.
[10] Luis XVI le respondió que tomaría seriamente en consideración el mensaje de la Asamblea y, unos días más tarde, le informó personalmente de sus decisiones al respecto.
[11] La anécdota es reveladora del cambio en la relación de fuerzas constitucionales: el poder legislativo, encarnado por la Asamblea Legislativa, estaba claramente por encima del poder ejecutivo encarnado por un Luis XVI que ya solo era el "Rey de los Franceses".
Vaublanc se alineó junto al partido de los monárquicos constitucionales y se inscribió en el Club des Feuillants al igual que otros 263 de sus colegas (de 745 diputados), pasando a ser uno de los jefes en la Asamblea junto a Jacques Claude Beugnot, Mathieu Dumas y François Jaucourt, ya que sus principales dirigentes, como Barnave o Lameth, ya no tenían escaño.
Unos días más tarde, se refugió en el Hotel de Estrasburgo, en la calle Neuve Saint Eustache.
Proponía también la presencia de una sola persona al frente del poder ejecutivo, buscando una mayor eficacia.
Se oponía pues en el plano constitucional al régimen del Directorio y sus cinco dirigentes.
Sus indicaciones fueron atendidas parcialmente, ya que por primera vez en Francia se instauró un sistema con dos cámaras, llamadas Consejo de Ancianos y Consejo de los Quinientos para representar el poder legislativo.
Fue miembro del comité central realista que debía sustituir a la Convención.
Unos días antes, la Convención se había visto obligada a nuevas elecciones y convocó los colegios electorales.
[27] Ese mismo día, el cuerpo legislativo pasó a sustituir al director republicano Le Tourneur que fue extraído al azar por el monárquico moderado François de Barthélemy, entonces embajador de Francia en Suiza.
El club de Clichy del que Vaublanc era un destacado miembro controló a partir de ese momento los dos Consejos y amenazó directamente al Directorio.
El plan de los clichyanos que convenció al director Lazare Nicolas Marguerite Carnot era sencillo.
Algunos de los principales conspiradores como Pichegru y Barthélémy acabaron deportados a la Guayana Francesa, y otros como Carnot o Vaublanc se vieron obligados a huir.
Se exilió en Italia, en donde adoptó diversas identidades, pasando por Suiza con su amigo Pastoret.
En 1800, Vaublanc sale elegido por el Senado conservador, diputado por Calvados, entre los 300 miembros del Cuerpo legislativo en el que ejerce funciones de inspector, con un mandato de cinco años.
[33] Se le encarga, entre otras cosas, redactar un informe acerca del Consulado vitalicio.
Según Odette Voillard, "mantiene excelentes relaciones con los notables de la zona.
El propio Vaublanc se vio afectado y estuvo a punto de morir.
En 1814, abre la puertas de Metz y recibe con entusiasmo a los coaligados.
Una orden de detención publicada por el mariscal Davout en Le Moniteur universel le obliga a huir hacia Luxemburgo para reunirse con Luis XVIII en Gante, ciudad en la que este último se ha refugiado.
Pero piense en usted;no conviene que se le vea salir del patio principal de la prefectura" y Vaublanc lo recondujo por una salida anexa antes de huir a caballo.
Tras los debates relativos a la presentación por parte del garde des Sceaux de una ley para restablecer las cortes prebostales ante la Cámara inencontrable, Vaublanc toma la palabra y exclama: "Francia quiere a su rey".
En una gran aclamación, los diputados de la Cámara y los presentes en las tribunas se levantaron repitiendo: "Sí, Francia quiere a su rey".
Vaublanc explica esta medida al prefecto: "Mediante esa renovación, debe alejar también a los alcaldes y adjuntos que sin ser merecedores de una revocación formal, le parezcan poco adecuados en su puesto".
Vaublanc contestó violentamente: "Si fuera más poderoso que usted, utilizaría mi poder para acusarle de traición ya que es usted,, Monsieur Decazes, traidor al rey y al país".
[63] Los aliados que siguen ocupando Francia se preocupan por las diferencias surgidas en el seno del gobierno francés.
[64] Las rivalidades personales entre el ministro del Interior Vaublanc y la pareja Richelieu-Decazes, los muy estrechos vínculos entre el primer ministro y Monsieur (futuro Carlos X) junto al estallido del 10 de abril y por último el memorándum entregado al rey en el que Vaublanc insiste en "la ineludible necesidad de una marcha más firme, más resuelta" acarrean su caída.