En Versalles, pronto se unió a los nobles liberales que deseaban oponerse al absolutismo y unificar los tres órdenes en una Asamblea Nacional.
En los debates intervino mucho: Mirabeau le apodó "la comadre Fréteau".
Tras el 10 de agosto de 1792, al estar en desacuerdo con el nuevo rumbo adoptado por la Revolución, se retiró a sus propiedades de Vaux-le-Pénil, que habían sido adquiridas por su abuelo Héracle Fréteau de Saint-Just en 1728, y sobre la que su padre mandó construir el castillo que aún existe en nuestros días.
Continuó participando activamente en la vida de su localidad.
Absuelto en una primera ocasión, en parte gracias a los testimonios favorables de sus conciudadanos, siguió sin embargo prisionero en la Conciergerie, en donde es acusado de conspiración contra la seguridad del Estado.