[2] Situado frente al Museo Cívico (Palacio Chiericati), fue la última obra de Palladio, quien murió sin verlo finalizado.
El proscenio, también llamado escena fija, se construyó en madera y estuco imitando al mármol.
Actualmente se siguen programando en él obras de teatro y conciertos varias veces al año.
El arquitecto había diseñado previamente varias estructuras provisionales para teatros en distintas localizaciones de la ciudad.
La más destacada se había erigido diecisiete años antes en el gran vestíbulo de la Basílica Palladiana.
[9] Silla fue sustituido al poco tiempo por otro importante arquitecto vicentino, Vincenzo Scamozzi, quien fue designado para completar el proyecto.
Ideado por Palladio, el espacio trataba de simular los teatros clásicos al aire libre.
El solar fue adquirido en 1582, después de que Scamozzi se hubiese hecho cargo del proyecto.
Pero también debe tenerse en consideración a Scamozzi como el técnico cuyo talento permitió un gran éxito de ejecución.
En la primera mitad del siglo XIX se retomaron las actividades teatrales, aunque de manera esporádica.
[13] A pesar de los bombardeos y otras vicisitudes, el teatro se ha conservado milagrosamente hasta la fecha.
[15] Las exhibiciones tienen lugar en dos temporadas, la de otoño de obras clásicas (Cicli di spettacoli clasici) y los festivales Il Suono dell'Olimpico y Settimane musicali al Teatro Olimpico en primavera.
En la actualidad se muestran diversos restos arqueológicos hallados en la ciudad,[17] así como estatuas antiguas donadas por los miembros de la Academia Olímpica.
La fila superior muestra diversos bajorrelieves que representan a Hércules, realizados por Ruggero Bescapé.
Consiste en una pantalla de madera y estuco dividida horizontalmente en tres partes.
A los lados se abren otros dos huecos de menor tamaño denominados hospitalia.
[13] El segundo segmento horizontal es de menor altura y mayor sencillez.
Está formado en su parte central por un arco de medio punto proveniente del tramo inferior, y tres hornacinas con esculturas a cada lado.
Estas tres franjas horizontales van disminuyendo en tamaño a medida que subimos.
[6] Desde la platea central, generalmente destinada a los nobles, se ofrece una ilusión óptica con las vías que parecen perderse en la lejanía.
Con el escenario en perspectiva, Scamozzi consigue crear una tramoya arquitectónica en la que colocando el punto focal del espectador muy alto, crea una ilusión óptica que hace parecer como si esas calles fueran realmente mucho más largas.
[21] Gracias a esta técnica, el espacio interior parece más amplio de lo que realmente es.
Los registros indican que se edificaron otros teatros permanentes en Ferrara (1531), Roma (1545), Mantua (1549), Bolonia (1550), Siena (1561) y Venecia (1565).
[9] A través de los siglos, el edificio ha tenido muchos admiradores, pero relativamente pocos imitadores.
La crítica Caroline Constant afirmó que «en la historia del diseño de teatros, el Teatro Olímpico fue una interrupción temporal, pues las generaciones sucesivas adoptaron el arco del proscenio y los escenarios pictóricos.
Mediante todo ello, el gran arquitecto vicentino construye una suerte de testamento espiritual.
Con el Olímpico renace el teatro de los Antiguos, y al proyectarlo, Palladio alcanza una consonancia absoluta con el lenguaje de la gran arquitectura clásica, cuyas leyes de secreta armonía había intentado reencontar durante toda su vida «con gran fatiga, y gran diligencia y amor».