Igual que en la antigüedad se usaban ladrillos hechos con barro.En un primer momento, y debido a las limitaciones técnicas, la concepción del espacio arquitectónico de los templos se vuelve hacia adentro, según un eje que incita al recogimiento.
De las iniciales cubiertas planas se pasó a las abovedadas, reservando el mayor desafío técnico: la cúpula, para espacios destacados.
Las fortificaciones y sus elementos funcionales o decorativos (almenas o merlones, torreones, bastiones, barbacanas, fosos), así como la forma y tamaño de los vanos, se fueron adecuando a la tecnología militar de cada época.
A veces se utilizaban con criterios iconográficos, indicando con su forma determinadas cuestiones identitarias, como las almenas güelfas y gibelinas, o las saeteras cruciformes.
En Oriente, Al-Ándalus y la ribera sur del Mediterráneo, la ciudad musulmana conformó un urbanismo característico, en el que, junto a la defensiva y religiosa, tuvo una marcada presencia la función comercial (zoco, bazar, caravasar, alhóndiga).
Por su parte, la nobleza competía en la construcción de sus palacios, tanto rurales (pazos gallegos, chateaux franceses, manor houses inglesas) como urbanos.
En la Alta Edad Media la arquitectura paleocristiana da paso en Oriente a la bizantina y en Occidente al prerrománico.
Su desarrollo estaba completamente establecido alrededor de 1060, pero los primeros signos de cambio fueron diferentes según las regiones y no hay consenso sobre una fecha para sus inicios, que van desde el siglo VI hasta el siglo XI.
La arquitectura gótica fue el estilo que le sucedió gradualmente a partir del siglo XII.
Otras regiones conocieron un desarrollo más tardío de la arquitectura románica, cuya originalidad eclosionó en el siglo XI, como Westfalia, Toscana, Apulia, Provenza y Aquitania.
Las más significativas fueron las grandes iglesias abaciales, muchas de ellas todavía en pie, más o menos completas y con frecuencia en uso,[8] destacando el empuje de una innovadora y ambiciosa abadía borgoñona, Cluny, que desde allí irradiara a todo el continente.
Los especialistas alemanes hacen remontar el nacimiento del arte románico justo después del arte otoniano y reservan el término estilo románico para la última fase de su evolución arquitectónica.
En sentido peyorativo usó este término para denominar la arquitectura anterior al Renacimiento, propia de los bárbaros o godos, cuyos componentes le parecían confusos, desordenados y poco dignos, por contraste a la perfección y racionalidad del arte clásico.
En su propia época, se solía denominar como opus francigenum (estilo francés), por referencia al origen de la innovación.
Se desarrolló fundamentalmente en la arquitectura religiosa (monasterios e iglesias), teniendo su mayor éxito en la construcción de grandes catedrales, secular tarea en que competían las ciudades rivales; aunque también tuvieron importancia la arquitectura civil (palacios, lonjas comerciales, ayuntamientos, universidades, hospitales y viviendas particulares de la nueva burguesía urbana) y la arquitectura militar (castillos y murallas urbanas).
Además, la parte principal de las cargas son transmitidas desde las cubiertas directamente a contrafuertes exteriores al cuerpo central del edificio mediante arbotantes.
En Inglaterra penetró pronto el estilo francés, aunque adquirió un fuerte carácter nacional.
A Italia llegó tarde, no tuvo mucha aceptación, y su impacto fue muy desigual en las distintas regiones, siendo pronto sustituido por el Renacimiento.