[1] Sin embargo, este historiador advierte que «definir qué es la rusofobia y describir su acción es mucho más complejo de lo pudiera parecer» porque «el concepto ha sido objeto de abuso por la propaganda rusa, victimista».
[5] El sentimiento rusofóbico está muy extendido entre los rusos, empezando por el propio presidente Vladímir Putin que está persuadido de que «Rusia está rodeada de enemigos» que «acechan el país, lo amenazan, no lo aceptan, no entienden sus particularidades, lo intentan debilitar, destruir, en suma».
[9] Durante el siglo XVIII Rusia fue englobada dentro de la «Europa Oriental», un término inventado por los ilustrados para identificar a la «otra Europa», la no civilizada, la que no seguía los principios de las Luces, y eso también contribuyó a expandir los estereotipos negativos sobre los «rusos».
[12] Situaron a Rusia dentro de «Asia», subrayando los supuestos rasgos negativos que los «asiáticos» poseían ―«crueldad», «autocracia», «pobreza», «atraso»― frente a «Europa» (occidental) identificada con el progreso y la civilización.
[15] Durante las guerras napoleónicas la propaganda francesa difundió una imagen muy negativa de Rusia.
El propio Napoleón, tras conocerse que el Imperio Ruso se había unido a la Tercera Coalición contra Francia, afirmó: «los rusos son una nación de bárbaros y su fuerza yace en su astucia».
Este panfleto «supuso uno de los aportes esenciales a la literatura rusofóbica», según José M. Faraldo.
Pero no fue el único, le siguieron otros sobre todo durante la campaña de Rusia.
No menos decisiva fue la obra del escritor y diplomático británico David Urquhart, «uno de los primeros grandes creadores de rusofobia», en cuanto que defensor del Imperio Otomano cuya supervivencia amenazaba el Imperio ruso.
«Para Urquhart, Rusia era un país despótico, tiránico, incivilizado, que quería a toda costa conquistar y someter al resto del mundo».
[22] «En Crimea se marcarán ya las vías de la propaganda moderna y los estereotipos que se repetirán una y otra vez a lo largo del siglo XX», ha afirmado José M.
Todos los fenómenos de propaganda antirrusa tienen que ver con las rivalidades internacionales del momento y no se observa, durante el siglo XIX, un odio persistente o una deshumanización prolongada de los rusos como pueblo.
Sin embargo, esta propaganda no era muy diferente a la desplegada por los aliados de la Triple Entente que presentaban a los alemanes como «los hunos» que habían perpetrado la «violación de Bélgica».
[26] Tras la Revolución de Octubre los estereotipos y mitos rusófobos se dirigieron hacia los bolcheviques, introduciendo un nuevo elemento: el antisemitismo.
«Los bolcheviques eran ahora pintados con las manos llenas de sangre, con ojos orientalizantes, con una avidez criminal y cleptómana que a veces adoptaba aspectos judíos.
No intente imponer los estándares alemanes y cambiar su estilo de vida.
Esta idea ya estaba muy extendida entre los rusos cuando se produjo la disolución de la Unión Soviética en 1991, lo que explicaría que la Federación rusa no se opusiera a la independencia del resto de las repúblicas.
[39] Esta visión que sitúa a Rusia en un espacio intermedio entre Europa y Asia, se vio alentada por la posición claramente europeísta y atlantista que adoptaron los «países del Este» liberados del dominio comunista tras la caída del muro de Berlín ―todos ellos se integrarán en la Unión Europea y en la OTAN, incluidos los tres países bálticos―.
Estas políticas fueron especialmente duras en Letonia, donde los «rusos» constituían un tercio de la población, al negárseles la ciudadanía letona a las personas que no hablaran letón (los que sólo hablaran ruso eran «no ciudadanos», nepilsoni; en 2022 todavía el 10% de la población continuaba incluida en esta categoría, por eso muchos de ellos decidieron adoptar la nacionalidad rusa).
[45][46] Y no sólo han sido acusados de rusófobos los extranjeros sino también los naturales del país que criticaran al poder o cuestionaran los fundamentos culturales, políticos y hasta raciales de Rusia, singularmente la oposición liberal.
Putin ha utilizado con frecuencia la rusofobia para justificar sus agresiones a los países vecinos o respaldar su política.
[55] En octubre de 2004, la Organización Internacional Gallup anunció que, según su encuesta, el sentimiento antirruso era relativamente fuerte en Europa y Occidente en general.
Se constató que Rusia era el país del G-8 de entonces menos popular a nivel mundial.
Las actitudes negativas también aumentaron a partir de 2013 en Oriente Medio, América Latina, Asia y África.
Está la cuestión de si las actitudes negativas hacia Rusia y las frecuentes críticas al gobierno ruso en los medios occidentales contribuyen a las actitudes negativas hacia el pueblo y la cultura rusos.
Los responsables rusos afirman francamente que los sentimientos negativos hacia Rusia están bastante extendidos en Polonia.
[60] Se publicó en el Civil society transparency and anti-corruption activities en Polonia que numerosos polacos parecen interesados en la política exterior rusa, pues tienen miedo que ese extenso país busque reconstruir su desmembrado anterior imperio bajo una forma diferente.