En un sentido estricto, el término «rusificación» se emplea para designar la influencia del idioma ruso sobre el resto de lenguas eslavas, así como de las bálticas y otras lenguas habladas en territorios que controla o ha controlado Rusia en algún momento.
A pesar de que muchas personas mezclan estos dos procesos, uno no lleva necesariamente al otro.
Los elementos principales de este proceso fueron la cristianización y la implementación del ruso como única lengua oficial.
Polonia se encontraba en contra de la Rusificación ya que era un país que estaba siendo explotado por las diferentes potencias europeas, además no contaba con representación política y tenía una gran diversidad étnica, esto hacía de Polonia un país cada vez más débil e indefenso, ya que su territorio estaba siendo degradado y anexionado por la intervención de Rusia, Austria y Alemania.
La lengua más utilizada para las comunicaciones entre las diferentes etnias, en ese tiempo, era la rusa, lo que llevó a la rusificación, especialmente entre la élite.
El lema entonces establecido era que las culturas locales deberían ser "socialistas en el contenido, pero nacionales en la forma."
Es decir, estas culturas deberían ser sustantivamente transformadas para conformarse con el proyecto socialista del Partido Comunista de la Unión Soviética para la sociedad soviética en conjunto, pero tener la participación activa y el mando por las nacionalidades indígenas y funcionar principalmente en las lenguas locales.
La política soviética temprana de la promoción lo que un erudito ha descrito como "particularismo étnico" y el otro como "multinacionalidad institucionalizada", tenía un doble objetivo.
En 1938, el ruso se hizo un asignatura requerida de estudios en cada escuela soviética, incluso aquellas en las cuales una lengua no rusa era el medio principal de la instrucción para otras asignaturas (p.ej., matemáticas, ciencia, y estudios sociales).