La rusificación de Finlandia (en finés, sortokaudet o sortovuodet; en ruso, Русификация Финляндии; en sueco, förtrycksperioderna) fue la política oficial llevada a cabo por el Imperio ruso, con el objetivo de limitar el estatus especial del que gozaba el Gran Ducado de Finlandia y terminar con su autonomía política, integrándola plenamente en el ámbito político, militar y cultural en el imperio.
En 1808 el zar Alejandro I de Rusia, a quien la paz firmada con Napoleón Bonaparte en el Tratado de Tilsit había dejado las manos libres, invadió Finlandia, provocando la Guerra finlandesa entre Rusia y Suecia, a la que pertenecía Finlandia.
Ese mismo año, la Dieta de Porvoo reconoció al zar Alejandro I como Gran duque, mientras que el zar confirmó los derechos y las leyes de los finlandeses, prometiendo libertad para mantener sus costumbres y su religión.
En 1901 se suprimió el ejército finlandés, lo que supuso que, a partir de ese momento, los reclutas finlandeses podían verse obligados a servir con el ejército ruso en cualquier parte del imperio.
En 1905 se abolió el reclutamiento obligatorio puesto que los finlandeses fueron considerados como poco fiables desde un punto de vista militar.