Se llama selva, jungla o bosque lluvioso tropical a los bosques densos con gran diversidad biológica, vegetación de hoja ancha (tipo frondosa) por lo general, con dosel cerrado, sotobosque biodiverso y varios “pisos”, “estratos” o “niveles” de vegetación: desde árboles que pueden superar los 30 metros, en los pisos altos hasta los musgos y helechos al ras del suelo, al cual difícilmente llega la luz solar (por este motivo también abundan los hongos), con abundancia de lianas y epífitas.
En sentido estricto, no debería llamarse tropical, ya que en los trópicos lo que predomina no es la selva sino el desierto; si se habla de clima tropical y vegetación tropical como de selva, se debe a la influencia del idioma inglés con el término ampliamente extendido de tropics.
La denominación correcta debería ser de vegetación ecuatorial, con reservas, porque no en toda la zona ecuatorial hay clima lluvioso todo el año y vegetación de selva (por ejemplo, en las islas Galápagos o la costa noroeste del Perú).
Estos términos tienen un origen similar y su significado se presta a ambigüedad; incluso se puede constatar que la segunda acepción de estos mismos tres términos es la misma: “gran desorden, confusión, maraña, asunto complejo”.
No hay un criterio unánime para definir los límites de las regiones consideradas como selva.
Los diccionarios definen la selva como un "terreno silvestre muy poblado de árboles",[2] condición que se da comúnmente en las regiones tropicales muy lluviosas.
En cambio, el bosque corresponde a la floresta rala o semidensa, con dosel abierto, sotobosque simple, hoja caduca.
Esta aparente claridad que diferenciaría a la selva del bosque no se encuentra fácilmente en otros idiomas.
De este modo, los estudios más importantes usan el término inglés forest, que en las fuentes redactadas en español se ha universalizado como "bosque" y se ha evitado en gran medida usar el término "selva", pasando ésta a considerarse un "bosque tropical o lluvioso".
Jungla es un término que se refiere usualmente a la selva densa e impenetrable, de un clima tropical cálido y lluvioso.
La palabra jungla es un anglicismo que proviene originalmente del sánscrito ज۬गल jangala 'terreno no cultivado'.
Es usado en muchos idiomas del subcontinente indio, donde se refiere a cualquier tierra salvaje (p.ej., en sánscrito), paisajes de bosque (p.ej., en urdu) y selva enmarañada (p.ej., en la interpretación anglo-india).
Por lo tanto, la jungla está algunas veces situada en los bordes de las verdaderas selvas, donde la actividad humana puede incrementarse cuanta más luz solar esté disponible.
Tiene cierta equivalencia con la selva tropical pero por definición no son exactamente lo mismo, pues no todas las selvas tropicales son ecuatoriales; en general mientras más cerca al ecuador terrestre, es más lluviosa.
La selva montana es también de clima subtropical aunque se encuentre a bajas latitudes.
Este bioma por sí solo, es lo que podemos considerar como la selva propiamente dicha -según el uso más extendido del término-, ya que la condición de lluviosa es intrínseca al desarrollo del bosque denso, y hablar de una “selva lluviosa” o “húmeda” sería en última instancia una redundancia, que se evita al usar el término técnico pluvisilva (del latín pluvia = ‘lluvia’, y silva = ‘bosque’) que significa bosque lluvioso (rainforest en inglés).
Para el WWF constituye un bioma llamado bosques secos de frondosas tropicales y subtropicales.
Esta selva es típica de los llanos, la Guayana, la Meseta Brasileña, los esteros correntinos y extensas áreas del África intertropical.
Por lo general la anchura de estas selvas ribereñas suele ser escasa, salvo en condiciones muy favorables en las que se extienden por los interfluvios.
La masa de todos los seres vivos está formada en su mayor proporción por oxígeno y carbono.
Sin embargo, tampoco se sabe cuál es el número de especies nuevas que aparecen cada año.
Más aún, tampoco se ha estudiado la extensión de zonas desérticas o inundadas que son rescatadas para el uso agrícola cada año.
Si observamos imágenes de satélite del Sáhara veremos en algunas zonas que la extensión bajo riego va aumentando cada año, como puede observarse en Waddan, Libia, donde las parcelas marginales están cada vez más alejadas de la población y son más grandes y mejor delimitadas.
[12] En resumen, el consumo de CO2 en las selvas es enorme y ello ocasiona que este gas se mantenga en niveles relativamente bajos.