La han interpretado en conciertos sopranos como Lucia Popp, Gabriela Beňačková, Anna Netrebko, Karita Mattila, Frederica von Stade, Pilar Lorengar y Renée Fleming.
En escena, las más famosas Rusalkas han sido Gabriela Beňačková, Renée Fleming, Kristine Opolais y Asmik Gregorian.
El poder de la bruja es relativo y la ninfa se convierte en una princesa muda.
En ese momento, Rusalka, la cuarta hermana, se despierta y confía a su padre que se ha enamorado de un Príncipe humano joven que suele cazar alrededor del lago, y ella desea convertirse en humana para poder abrazarlo.
Rusalka canta su Canción de la Luna, pidiéndole que le cuente al Príncipe su amor.
Jezibaba le dice a Rusalka que si se convierte en humana y es traicionada por el príncipe, tanto ella como el príncipe serán malditos por toda la eternidad, y que Rusalka perderá su voz cuando sea humana.
Rusalka, que solo piensa en el amor, acepta y Jezibaba le da un bebedizo.
Llega el príncipe, cazando una cierva blanca, y le pregunta si es ninfa o humana.
Un guardabosques y su sobrina, la pinche de cocina, señalan que el príncipe se va a casar con una novia muda y anónima, sospechan de brujería y dudan de que el matrimonio dure, puesto que el príncipe ya está prestando atención a una Princesa extranjera invitada a la boda.
Encuentra a su hija desesperada y le pregunta si es esa la felicidad que buscaba entre los humanos.
El príncipe le declara su amor a la princesa, esta le dice al príncipe que ya no lo quiere y que siga a Rusalka al infierno.
El guardabosques y la pinche de cocina bajan al fondo del lago para pedir a la bruja que los ayude, puesto que el príncipe está desolado desde que Rusalka lo abandonó El espíritu del agua aparece, los criados huyen aterrorizados, y culpa al príncipe de la traición sufrida por su hija Rusalka.
Y el espíritu del agua comenta que "Todos los sacrificios son fútiles".
Rusalka agradece al príncipe que le permitiera experimentar el amor humano, encomienda su alma a Dios y regresa a su lugar en las profundidades del lago como un demonio de la muerte.
Joan Hammond la grabó (en inglés) con gran éxito en los años cincuenta, cuando era mucho menos conocida de lo que fue posteriormente.
El aria ha sido arreglada para corneta y banda de metales por Gordon Langford; este arreglo ha sido grabado por Phillip McCann con la Black Dyke Mills Band bajo Peter Parkes.