Augusto Roa Bastos

[1]​[2]​ Ganó el Premio Cervantes en 1989 y sus obras han sido traducidas a, por lo menos, veinticinco idiomas.

[5]​ Augusto Roa Bastos nació el 13 de junio de 1917 en Asunción, pero a los pocos meses su familia se trasladó a Iturbe, un pequeño pueblo que pertenecía al Distrito de Caazapá y que por decreto del poder ejecutivo pasó al Guairá, en una cultura bilingüe entre el guaraní y el castellano, donde transcurrieron sus primeros años.

[cita requerida] Tras cursar primero en la escuela pública República Argentina, fue enviado como pupilo al Colegio San José.

La carrera literaria de Roa se inició tempranamente, cuando a los trece años escribió, en coautoría con su madre, una pieza teatral, La carcajada, que representaron en diferentes pueblos a fin de recolectar donaciones para los soldados, y dos años más tarde escribió su primer relato, Lucha hasta el alba, que creyó perdido durante años hasta que fue hallado y publicado en 1979.

Al término de la guerra se desempeñó como empleado bancario y en diversos oficios, entre ellos, como periodista del diario El País.

González sentía una especial inquina contra Roa, ya que tenía pretensiones literarias, y este había ridiculizado sus escritos sobre historia de la cultura en el Paraguay, además de haberse negado a saludarlo en una recepción oficial y haber publicado varios artículos contrarios al gobierno.

[11]​ Al mismo tiempo, también hizo amistad con escritores como Ernesto Sabato y Tomás Eloy Martínez.

[18]​ Por entonces, tras una breve relación con Isabel Duarte, de la que nació su hijo Augusto, formó pareja con la argentina Amelia Nassi.

Estos relatos fueron reunidos en cuatro libros (El baldío, Los pies sobre el agua, Madera quemada y Moriencia), tres de los cuales retoman textos ya publicados, en un gesto que la crítica ha considerado como una forma de Roa Bastos de repensar su propia producción, considerando su obra como un sistema textual donde los elementos pueden adquirir connotaciones diferentes, en relación con el conjunto del que forman parte.

[19]​ De sus años en Argentina dijo más tarde: «Realmente nunca me sentí exiliado en Argentina, país en que me habría gustado nacer si el Paraguay no hubiera existido.

No comprenderé nunca por qué Borges se alejó de ella para morir».

[28]​[29]​ A raíz de este episodio, la crítica a la dictadura stronista, hasta entonces velada, se volvería el tema central de sus textos, tanto en sus artículos, en los que denunciaba sus crímenes y llamaba «tiranosaurio» al dictador, como en sus últimas novelas.

[30]​ Al mismo tiempo que desplegaba su labor de denuncia, desde Europa se sucedieron las distinciones: en respuesta a su deportación, el gobierno español le otorgó la ciudadanía honoraria por méritos especiales en 1983,[6]​ y tres años después se le otorgó el Premio de la Fundación Pablo Iglesias junto con Olof Palme; mientras que en Francia se le otorgó el Premio de los Derechos Humanos por su libro Récits de la nuit et de l´aube, y el Gobierno le concedió la nacionalidad francesa.

[40]​[41]​ El juicio estuvo marcado por acusaciones cruzadas entre la mujer y los familiares, quienes alegaron que existían testimonios de que Cabañas dejaba encerrado a Roa, restringiendo las visitas y desconectando el teléfono para evitar la comunicación con ellos, además de haberle sustraído una fuerte suma de dinero en complicidad con Alejandro Maciel, médico y secretario del escritor.

También se perdieron su primera novela, Fulgencio Miranda, con la que obtuvo en 1941 el premio Ateneo Paraguayo; La caspa, que escribió en su exilio en Francia y varias obras de teatro y guiones de cine escritos en su exilio en Argentina.