Gregorio XIII

Su estancia en España le permitirá conocer al rey Felipe II y atraerse su simpatía, hecho que será decisivo en su elección como papa.

Tras la muerte de Pío V, el Colegio cardenalicio reunido en cónclave eligió en un solo día al cardenal Buoncompagni como nuevo papa gracias a la influencia que ejerció el rey de España, Felipe II.

En estas escuelas se preparaba a numerosos misioneros para los distintos países donde el protestantismo había sido declarado religión del Estado y para la misión en China, India y Japón.

[1]​ Designó un día de cada semana para una audiencia pública durante la cual todos tuvieran acceso a él.

Así, el calendario gregoriano es su legado más valioso y reconocido para la Humanidad.

El pontífice hizo grabar una medalla conmemorativa que lleva en una cara su propia efigie y en la otra un ángel con la espada desenvainada matando hugonotes bajo el lema «Ugonotiorum strages» (Destrucción de los Hugonotes).

Por otra parte, también se señala que tanto él como su nuncio en París, ignoraban acerca de la prevista masacre, ya enterado, probablemente no tenía conocimiento de los horrores parisinos que, como a otros gobernantes europeos, se les habían informado que los hugonotes conspiraron para matar al rey y a su familia, castigándose por su traición, y evitando así una rebelión político-religiosa, (incluso su contemporáneo el escritor Beautome en su "Vie de M. l'Amiral de Chastillon", y el historiador no católico Gregorio Leti en su "Vita di Sisto V", declaran que dicho papa cuando fue informado de todo, desaprobó y detestó ese acto).

William Allen y otros exiliados ingleses residentes en Roma concibieron invadir Inglaterra con una fuerza militar que mandaría Thomas Stukley, otro compatriota que había luchado en Lepanto, y así se lo propusieron al papa.

Stukley embarcó en Porto Ercole hacia Irlanda con 800 infantes haciendo escala en Lisboa, donde deberían unírseles otros contingentes; como los refuerzos se hicieron esperar, debió parecerle al aventurero inglés que le sería de más provecho sumarse al rey portugués Sebastián I en sus correrías africanas aunque fuese con abandono de la misión papal, y la proyectada maniobra tampoco tuvo lugar esta vez.

Gregorio XIII no escatimó esfuerzos para restaurar la fe católica en los países que se habían hecho protestantes.

En Roma construyó la capilla gregoriana en la Basílica de San Pedro y el Palacio del Quirinal.

Había que allegar fondos para la causa buscando nuevas vías de financiación.

El papa, en su afán recaudatorio, fijó la atención en los feudos y baronías que la iglesia tenía cedidos a los nobles romañolos y en el escaso provecho que, a su parecer, extraía de aquellos territorios.

Retrato de Gregorio XIII por Lavinia Fontana ( c . finales del siglo XVI , colección privada)
Embajada japonesa de Mancio Ito , con Gregorio XIII en 1585