[1] También comprende el conjunto de disciplinas ascéticas y meditativas encaminadas a tal fin.
Tanto el griego θεωρία como el latín contemplatio significaban principalmente mirar las cosas, ya fuera con los ojos o con la mente.[10].
[16] La dimensión bíblica se refiere a la interpretación "oculta" o alegórica de las Escrituras.
[17] También ha influido en la comprensión del misticismo como una experiencia distintiva que suministra conocimiento.
[17] También ha influido en la comprensión del misticismo como una experiencia distintiva que suministra conocimiento.
Una vez limpio el entendimiento de toda relación con las criaturas queda vacío para entregarse a la sabiduría oscura o sabiduría secreta que se sabe sin necesidad de entender, experiencia que en la mística se llama Fe.
La vía unitiva consiste en la purificación de la voluntad, entendida como potencia del alma.
La idea de las realidades místicas se ha mantenido ampliamente en el cristianismo desde el siglo II d. C., refiriéndose no simplemente a las prácticas espirituales, sino también a la creencia de que sus rituales e incluso sus escrituras tienen significados ocultos ("místicos").
Así, la espiritualidad privada estaba fuertemente influenciada por las liturgias y por las Escrituras (por ejemplo, el uso de los Salmos para la oración), y las oraciones individuales a menudo recordaban acontecimientos históricos tanto como sus propias necesidades inmediatas.
[23] De especial importancia son los siguientes conceptos: En la mística cristiana, Shejiná se convirtió en misterio, Dáat (conocimiento) pasó a ser gnosis, y la pobreza se convirtió en un componente importante del monacato.
[24] El término theoria fue utilizado por los antiguos griegos para referirse al acto de experimentar u observar, y luego comprender a través del nous'.
Las influencias del pensamiento griego son evidentes en los primeros místicos cristianos y en sus escritos.
[28] La primera hipóstasis, el Uno, es la contemplación[29][30] (por el nous, o segunda hipóstasis) en que "se vuelve sobre sí mismo en el sentido más simple, sin implicar complejidad o necesidad"; este reflejarse sobre sí mismo emana (no crea) la segunda hipóstasis, el Intelecto (en griego Νοῦς, Nous), que Plotino describe como "contemplación viva", siendo "actividad autorreflexiva y contemplativa por excelencia", y el tercer nivel hipostático tiene theoria.
"[33] Las Escrituras cristianas, en la medida en que son la narrativa fundacional de la Iglesia cristiana, proporcionan muchas historias y conceptos clave que adquieren importancia para los místicos cristianos de todas las generaciones posteriores: prácticas como la Eucaristía, el bautismo y el Padre Nuestro se convierten en actividades que adquieren importancia tanto por sus valores rituales como simbólicos.
Además, muchos de los textos cristianos se basan en fundamentos espirituales judíos, como chokhmah, shekhinah.[34].
[43] El martirio también podía verse como algo simbólico en sus conexiones con la Eucaristía y con el bautismo.
[45] Los Padres antioquenos, en particular, veían en cada pasaje de las Escrituras un doble sentido, literal y espiritual.
[49] La contribución alejandrina a la mística cristiana se centra en Orígenes (c. 185 - c. 253) y Clemente de Alejandría (150-215 d. C.).
[52] Filón de Alejandría (20 AEC - c. 50 EC) fue un filósofo helenístico judío que fue importante para conectar las Escrituras hebreas con el pensamiento griego, y por tanto con los cristianos griegos, que luchaban por comprender su conexión con la historia judía.
Estas comunidades constituyeron la base de lo que más tarde se conocería como monacato cristiano.
Estas comunidades constituyeron la base de lo que más tarde se conocería como monacato cristiano.
[54] La mística se basa en la idea de las tres potencias del alma: memoria, entendimiento y voluntad.
Esta idea que ya se encuentra en Platón pasa al cristianismo donde es enriquecida, relacionándola con las tres personas de la Trinidad.
Esta sinergia encuentra una primera cima en la obra del Pseudo Dionisio, cuyos tratados: De los nombres de Dios, Las jerarquías y Teología Mística establecen las diferencias entre la vía afirmativa o catafática y la vía negativa o apofática.