Mente

[2]​[3]​ Sin embargo, las concepciones dominantes actuales, ambas materialistas, se engloban en la teoría de la identidad mente-cerebro y el funcionalismo.

La mente es concebida o tratada como tres tipos de procesos: los conscientes, los inconscientes y los procedimentales.

Sin embargo está más vinculada a la disciplina llamada filosofía de la mente.

Aunque con posturas diferentes, ninguno de los dos identifica el pensamiento con la actividad cerebral.

Siendo así, la mente puede considerarse una función más del cerebro encargada de organizar la conducta hacia objetivos determinados y que produce una experiencia subjetiva conocida como «yo» alrededor de la cual se organiza el movimiento (conducta).

La parte consciente depende de la energía disponible, cuando nos evaluamos, hacemos una consulta inconsciente al subconsciente, rescatamos parte de esa información y damos una estimación sobre si podremos o no abordar una tarea.

[cita requerida] La relación entre mente y cuerpo es problemática, ya que al ser la mente un objeto psicológico no es evidente cómo se relaciona con la parte física de la persona, sea con su cerebro o con el resto de la anatomía humana.

Igualmente, el dolor es un estado mental provocado por un sufrimiento del cuerpo, transmitido al cerebro mediante los nervios.

El mismo concepto de salud mental refuerza este vínculo: la mente debe estar sana como el cuerpo, ya que hay enfermedades y trastornos mentales que se traducen en falta de salud física, con síntomas empíricos.

Esta concepción ha sido desarrollada ampliamente por la ciencia ficción y es un tema recurrente de la literatura desde el barroco.

Además, aunque se probara que existe una realidad exterior a la mente, ésta solamente se presenta al individuo a través de su mente, nunca es posible acceder al mundo tal cual es.

Por ejemplo, puede existir una mesa, pero una persona solamente ve la tabla a través de sus ojos, y si contiene aspectos que no entran dentro de su espectro visual, para él no existen.

La postura intermedia afirma que son realidades interdependientes de similar constitución.

Entre sus defensores se encuentran el médico John Carew Eccles o Karl Popper.

La nómina puede variar según los estudiosos pero las más comunes son la percepción, la memoria, la imaginación, la introspección, la creencia, el razonamiento y la emoción.

Hay diferentes categorías en trastornos o enfermedades mentales, y existen muchas facetas del comportamiento humano y de la personalidad del individuo que pueden llegar a desequilibrarse.

[11]​[12]​[13]​[14]​ Algunos de los trastornos o enfermedades mentales más conocidas son:[15]​ Hay también condiciones catalogadas como discapacidades mentales tales como el síndrome de Down y el autismo, las cuales no deben catalogarse como enfermedades ya que duran para toda la vida de la persona y no tienen cura alguna.

A nivel legal se tipifican como discapacidades intelectuales o psicosociales según sea el caso.

No aprendemos para solucionar el estrés, o evitar sufrir, ni tan siquiera para aprender a controlar las emociones; sino que estas son las causas por las cuales incorporamos nuevos patrones de comportamiento y por lo tanto es consecuencia directa de nuestro aprendizaje.

Por ejemplo, en paleontología, cada descubrimiento se suele contrastar con las evidencias actuales y las funciones que actualmente desempeña la especie más afín con los huesos descubiertos, trazando un paralelo razonable que permita explicar las funciones de la especie descubierta por el paleontólogo.

En un clúster no hay (o no debería haber) problemas con el suministro de energía, por lo que los problemas se relacionan con la capacidad del o los microprocesadores de atender las solicitudes para acceder al hardware que les permitirá ejecutar los procesos adecuados.

Esta pregunta se asocia estrechamente con la evolución del cerebro humano y el origen de las lenguas.

Las ciencias cognitivas: teorías explicativas en torno a las funciones de la mente, encefálicamente incorporadas, en sujetos socio-comunicativamente vinculados.