[3] Al contrario que su historia genética, el registro fósil de los chimpancés y bonobos es por ahora un misterio.
Solo se conocen algunos dientes hallados recientemente en la zona este del Gran Valle del Rift, pertenecientes a Pan troglodytes u otra especie de Pan aún innominada, que tienen una antigüedad de 500 000 años.
El chimpancé (P. troglodytes), que vive al norte del río Congo, y el bonobo (P. paniscus), que vive al sur del mismo, se consideraban antes la misma especie, pero desde 1928 se reconocen como distintas.
Las dos especies de chimpancé son las más cercanas a Homo sapiens entre las actuales.
[9] En 2005 la revista Nature publicó un artículo con los primeros resultados del análisis de los dos genomas; los genes que han evolucionado más rápidamente desde la separación de las especies son aquellos relacionados con la reproducción y la defensa del organismo.
Hace unos quinientos mil años, los bonobos se cruzaron con el grupo que originó los actuales chimpancés centrales y orientales.
Sin embargo, recientemente se han encontrado algunos fósiles de chimpancé en Kenia.
Investigaciones recientes indican que el chimpancé usaría herramientas de piedra desde hace por lo menos 4300 años.
Los resultados, publicados en la revista científica Proceedings of the Royal Society B, revelaron alrededor de 500 interacciones sociales no violentas, de las cuales unas 140 fueron catalogadas como bromas, mofas o burlas.
[25] Una conclusión destacada fue que los adultos rara vez son los instigadores de estas interacciones jocosas, siendo mayormente los jóvenes quienes las inician.
Además, se observó una tendencia en los chimpancés a ser los más juguetones, seguidos por orangutanes, bonobos y, en menor medida, los gorilas.
Entre las conductas más comunes se encuentran empujar, golpear, quitar objetos o comida, siempre manteniendo la mirada en la víctima, lo que sugiere una intención de provocar una reacción o al menos captar la atención.
Este estudio, liderado por Erica Cartmill de la Universidad de California, Los Ángeles, arroja luz sobre las complejas interacciones sociales y el sentido del humor en los grandes simios, evidenciando similitudes notables con el comportamiento humano.