[1] La enseñanza de Jesús sobre el Sabbat enfurece a las autoridades religiosas y profundiza su conflicto.4Cuando terminó de hablar, le dijo a Simón: —Guía mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca.Entonces Jesús le dijo a Simón: —No temas; desde ahora serán hombres los que pescarás.14Y él le mandó que no lo dijese a nadie; pero añadió: —Anda, preséntate al sacerdote, y lleva la ofrenda por tu curación, como ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio.18Entonces, unos hombres, que traían en una camilla a un paralítico, intentaban meterlo dentro y colocarlo delante de él.19Y como no encontraban por dónde introducirlo a causa del gentío, subieron al terrado, y por entre las tejas lo descolgaron en la camilla hasta ponerlo en medio, delante de Jesús.20Al ver Jesús la fe de ellos, dijo: —Hombre, tus pecados te son perdonados.21Entonces los escribas y fariseos empezaron a pensar: «¿Quién es éste que dice blasfemias?¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?» 22Pero conociendo Jesús sus pensamientos, les dijo: —¿Qué estáis pensando en vuestros corazones?24Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar los pecados —se dirigió al paralítico—, a ti te digo: levántate, toma tu camilla y marcha a tu casa.31Y respondiendo Jesús les dijo: —No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos.34Jesús les respondió: —¿Acaso pueden ayunar los invitados a la boda, mientras el esposo está con ellos?Estos acontecimientos llevan a un conflicto cada vez mayor entre Jesús y las autoridades religiosas.[5] Lucas sitúa el acontecimiento en una fecha concreta: en griego εν σαββατω δευτεροπρωτω.(en sabbatō deuteroprōtō),[6] traducido en la King James Version como «en el segundo sábado después del primero».Esta frase no se encuentra en ninguna otra parte del Evangelio, y se omite en algunos manuscritos antiguos, en la Nueva Versión Internacional y en algunas otras versiones modernas.[12] Curándole mediante el mandato verbal: «Extiende tu mano», Jesús desafía a las autoridades sacerdotales.En los pasajes de Mateo 12:1-14 y Marcos 2:23-3:6, se narran dos controversias sobre el sábado donde Jesús muestra su autoridad divina y enseña el verdadero sentido del descanso sabático.Jesús responde citando el ejemplo de David, quien comió los panes sagrados cuando tenía hambre, y afirma que "el Hijo del Hombre es Señor del sábado".En estas controversias, Jesús destaca que el sábado debe beneficiar al ser humano y no ser una carga, mostrando su autoridad sobre las leyes sabáticas y contrastando con la rigidez de los fariseos.Por ello, la Iglesia sostiene que esta autoridad apostólica ha sido transmitida a sus sucesores.Lucas narra prácticamente los mismos milagros que los otros sinópticos, pero añade la resurrección del hijo de la viuda de Naín, realizada por Jesús movido por la misericordia, una virtud destacada en el Discurso del Llano.En Lucas, pronuncia el sermón bajo de la montaña, en un lugar llano: el teólogo luterano Johann Bengel sugiere que quizás a mitad de la montaña: «un lugar más adecuado para dirigirse a una gran audiencia que una llanura completamente llana».[27] Como en otros pasajes de los evangelios, las diferencias entre ellos no disminuyen su historicidad.Por eso, las Bienaventuranzas no se orientan solo a una actitud ante los bienes y las dificultades, sino a los hechos que manifiestan la verdadera actitud del discípulo:[34] En Lucas, que es el evangelio que recoge más veces la palabra «bienaventurado», el modelo de la bienaventuranza es la Virgen María, espejo también para el discípulo de Cristo:En los primeros versículos (27-30), Jesús menciona varias ofensas que podemos sufrir y cómo debemos responder a ellas.Este versículo —Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso— es casi paralelo al que se encuentra en el Sermón de la Montaña según Mateo: Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto (Mt 5,48).Finalmente, con la invitación a la generosidad en los versículos 37-38, Jesús concluye la idea del premio eterno que había mencionado previamente.Esta metáfora es una advertencia de que la enseñanza debe ser impartida por líderes debidamente capacitados.Ahí está, en el corazón, la determinación última del valor de nuestras acciones, pues