Fuego fatuo

Son luces pálidas que pueden verse a veces de noche o al anochecer.[2]​ Los primeros intentos de hallar una explicación científica se remontan a Alessandro Volta en 1776, cuando descubrió el metano.Por la noche, Blesson observó llamas azul-púrpura en las mismas áreas y concluyó que estas estaban conectadas al gas ascendente.Finalmente tuvo éxito y pudo confirmar que las luces eran causadas por el gas encendido.[8]​[9]​ Como alternativa, Mills propuso en el año 2000 que los fuegos fatuos podían ser llamas frías.Las llamas frías son de hecho típicamente azuladas en color y, como su nombre sugiere, generan muy poco calor.Las leyendas sobre los fuegos fatuos se extienden no solamente por Europa, sino también por América, Asia y Oceanía.Sin embargo existe la creencia de que estas llamas solo pueden ser vistas por personas de buen corazón y sin ambiciones materiales, y por ello sería vista con mayor frecuencia por niños.[12]​ En Luisiana, Estados Unidos, especialmente en los pantanos, se tiene la creencia de que existen unos espíritus malignos llamados fifolets.Se cree que el Hitodama (la imagen clásica de las almas como una llama o bola de humo azul o verde), propio del folclore japonés, tuvo su origen en los fuegos fatuos.Entre la población rural europea, especialmente en la cultura popular gaélica y eslava, se cree que los fuegos fatuos o "will-o'-the-wisp" (nombre común en el Reino Unido) son espíritus malignos de muertos u otros seres sobrenaturales que intentan desviar a los viajeros de su camino, alejándose cada vez que alguien trata de acercarse (compárese con el puck).Igualmente, el fuego fatuo aparece en numerosas leyendas populares de las islas británicas, siendo a menudo en ellas un personaje malicioso.En su libro British Goblins, William Wirt Sikes menciona una leyenda galesa sobre un fuego fatuo (pwca en galés) en la que un campesino que vuelve a casa al anochecer avista una luz brillante moviéndose bastante por delante de él.Otras historias tratan sobre viajeros que se pierden en el bosque, se encuentran con un fuego fatuo y dependiendo de cómo le tratan éste los pierden aún más en él o le guían fuera.[13]​ De acuerdo con el folclore, las luces algunas veces siguen o se aproximan a la gente y desaparecían cuando les disparaban, sólo para reaparecer después.Sam volvió la cabeza y advirtió que Frodo se había retrasado otra vez.Las manos rígidas le colgaban a los costados del cuerpo: goteaban agua y lodo.Jud sonrió, y Louis pensó: «Eso no es lo que tú crees, para nada».
Imitación artística de un fuego fatuo
El fuego fatuo y la serpiente , de Hermann Hendrich (1823)