Aunque la nobleza de la Mancomunidad escogió rápidamente a su hijo Vladislao IV Vasa para sucederlo, las potencias vecinas, que esperaban retrasos en el proceso electoral, pusieron a prueba la aparente debilidad de la Mancomunidad.[6] Gustavo Adolfo de Suecia en su carta animó fuertemente al zar a aprovechar el interregno.El rey Segismundo III Waza apoyó firmemente al lado católico, lo que permitió a los agentes de los Habsburgo reclutar voluntarios en Polonia, y también brindó apoyo diplomático a los Habsburgo.Los productos agroforestales baratos fluyeron en una amplia corriente hacia los Países Bajos , Dinamarca y Suecia; según el canciller Oxenstierna, solo la propia Suecia recibió a través del puerto de Arcángel unas 7000 toneladas de cereales rusos.Debido al curso desfavorable de la Guerra de los Treinta Años, tanto Gustavo Adolfo como el cardenal Richelieu querían acabar cuanto antes con la guerra por la desembocadura del Vístula y trasladar el ejército sueco al territorio del Reich.Esta alianza sería formada por Rusia, Turquía, tártaros , Transilvania y cosacos de Zaporozhia.En sus cartas, el zar anunció su intención de atacar Polonia y culpó a su monarca, Segismundo III, del futuro conflicto.Debido al enemigo católico común, el zar exigió a los estados protestantes ayuda para comprar armas y reclutar soldados.El ataque a Polonia-Lituania evitaba que el ejército sueco en Alemania tuviera abierto un nuevo frente con la posible entrada de la Mancomunidad en la coalición católica encabezada por los Habsburgo, a los que se les permitía reclutar voluntarios en Polonia.Durante muchos meses, prosiguió la intensa acción de la diplomacia sueca destinada a lanzar tropas zaristas sobre Polonia y Lituania lo antes posible.Los detalles del doble ataque a la República de Polonia se discutieron junto con el príncipe Czerkaski.Los objetivos de la guerra establecidos por el zar eran muy ambiciosos: Rusia iba a ganar Smolensk, Chernihivshchyna y Severodshchyna para sí misma.También esperaban capturar Bielorrusia, lo que prácticamente significó la destrucción del Gran Ducado de Lituania.Gustavo Adolf, por otro lado, tenía la intención de conquistar Gdańsk y Pomerania, pero con más éxito quería ganar el trono polaco.La Mancomunidad no estaba preparada para la guerra: en 1631 el ejército real contaba con apenas tres mil soldados.A mediados del año, el vicevoivoda (podwojewoda) de Smolensk, Samuel Drucki-Sokolinski, tenía unos quinientos soldados de pospolite ruszenie, y unos dos mil hombres más entre soldados regulares y cosacos.En mayo el Senado acordó la ampliación del tamaño del ejército, pero el gran hetman de Lituania Lew Sapieha, se mostró en contra de ello, argumentando que las tropas disponibles eran suficientes y que no habría guerra.El Zarato ruso, que se había recuperado algo del Período Tumultuoso, creyendo que la Mancomunidad se hallaría debilitada por el fallecimiento de su rey, atacó unilateralmente, sin esperar a los suecos y otomanos.[11] Los kanes de Crimea no tardaron en aprovechar esta situación para emprender una campaña en la que participaron veinte mil tártaros que devastaron los uyezd de Mtsensk, Novosil, Oriol, Karáchev, Livny y Yeléts.Sin embargo no se consiguió tal cifra, quedándose en 23 961 soldados que incluían 3463 mercenarios de Holanda, Escocia, Suecia, Alemania e Inglaterra.Estos estaban divididos en cuatro regimientos bajo el mando de Alexander Leslie,[14] Hans Friedrich Fuxa, Jacob Karl Harsleben y Thomas Sanderson.La guarnición reforzada por la pospolite ruszenie de la nobleza local al mando del príncipe Samuil Drucki-Sokolinski, necesitaba urgentemente nuevos refuerzos y víveres.[7] Shéin principió las negociaciones para la rendición en enero de 1634, y en febrero ya estaban en plena marcha.También debieron prometer no enfrentarse a las fuerzas de la Mancomunidad en los siguientes tres meses.Durante este período , el joven príncipe Jeremi Wiśniowiecki operó principalmente en las cercanías de Putywel, devastando propiedades zaristas privadas.La acumulación de dificultades debilitó significativamente el optimismo del rey: el ejército ruso luchó inesperadamente bien, y su alto entrenamiento, equipo técnico y fortificaciones impresionaron a Władysław IV.A pesar de no vencer militarmente, los rusos habían conseguido un triunfo diplomático.Más tarde ese año, las tropas polacas bajo el mando de Stanisław Koniecpolski vencerían a las otomanas que saqueaban la región de Kamianéts-Podilski y se pondría fin a la que ahora se conoce como guerra polaco-otomana (1633-1634).[19] Ambos bandos introdujeron nuevas tácticas, unidades y equipamiento basado en los modelos occidentales en sus fuerzas armadas.No obstante, las fuerzas polaco-lituanas se mostraron más adaptadas en este nuevo modelo que las rusas.