Lukaris quiere aprovechar esta nueva oportunidad que le brinda el azar y se lanza a la traducción de las Escrituras y a tratados teológicos, en un principio quiere hacerlo allí mismo trae un imprenta para este fin; pero los enemigos frustran sus planes.
Los enemigos no cesaban en los intentos, entonces en el año 1638, ortodoxos (colaboradores) y católicos (jesuitas), lo acusan de alta traición al Imperio otomano.
Cirilo Lukaris, con su traducción del Nuevo Testamento, quería facilitar a la gente la lectura y estudio de las Escrituras en su idioma de una manera sencilla y clara, además su interés era también instruir al clero que había caído en un bajísimo nivel.
Lukaris, como hombre instruido y amante del conocimiento, poseyó una gran colección de libros, sobre todo en su etapa como Patriarca en Alejandría.
Cuando lo nombran Patriarca de Constantinopla se lo lleva; allí encuentra una situación político-religiosa inestable, y, temiendo que caíga en manos musulmanas y sea destruido, en 1624 se lo regala al embajador inglés, para el rey de Inglaterra.