Al concedérselo dos años más tarde a su hijo Felipe, había hecho del territorio un infantado.
Aunque hubo una revuelta contra el rey en 1477, fue aplastada brutalmente por La Trémoille.
[5] El rey se apoderó igualmente por la fuerza del Franco Condado aunque era territorio imperial y no del reino: la resistencia en este señorío fue más enconada, pero fue finalmente vencida y cesó en 1481.
[6] En realidad, Luis XI había sopesado desposar a su hijo el delfín Carlos con María ya en vida de Carlos el Temerario[5] y no había abandonado la idea.
Despachó para ello embajadores a Gante, discretos, los más modestos de su séquito.
Olivier fue mal recibido, no logró la sumisión de Gante y abandonó la ciudad cuando se empezó a estudiar lanzarlo al río.
Hugonet y Humbercourt dieron incluso permiso al rey para apoderarse de Artois; las tropas del rey que se habían adueñado de Picardía no tuvieron problema en hacer lo mismo con el Artois.
El soberano francés censuró la ejecución y dio amparo a las familias de los ajusticiados.
María lo liberó y le encomendó el mando del ejército que debía hacer frente a los franceses y sofocar la insurrección en Güeldres, insinuando que podría casarse con él.
[13] La boda enfureció a Luis, que decidió emplear la fuerza y se puso al frente de sus huestes para conquistar Henao.
Arrás intentó entonces reconciliarse con María, pero sus delegados fueron apresados y decapitados por perjurio.
[15] La ciudad volvió a rebelarse, pero el ejército francés la rindió en mayo de 1477.
Maximiliano se avino a ceder los derechos que afirmaba poseer sobre Borgoña, Artois, Boulogne, Lila, Doté, Orchies y Saint-Omer.
[16] Luis XI se negó a prorrogarla y reanudó las hostilidades en Artois cuando caducó en julio de 1479.
Luis XI bloqueó entonces los Países Bajos, causando graves estragos económicos a los Estados de María.
Esta aportó una dote muy superior a lo acostumbrado, que abarcó el conjunto de las tierras borgoñonas ocupadas por Francia.
Luis XI hizo propuestas de paz y ofreció a su hijo, el delfín Carlos, en matrimonio.
Margarita conservó los bienes residuales de su dote a título vitalicio para asegurar sus ingresos.