Luis XI se autoadjudicó inmediatamente sus territorios, reclamándolos como feudos revertidos a la corona al carecer Carlos de herederos varones.
Este vio en la herencia de su mujer un importante patrimonio por el que luchar y concentró tropas en los Países Bajos borgoñones para enfrentarse al ejército francés.
[1] El flanco izquierdo corrió peligro, siendo atacado desde el frente mientras la artillería capturada lo hostigaba por el lateral.
Aun así, en vez usar su ventaja en el flanco izquierdo, los caballeros franceses persiguieron a los caballeros borgoñones que huían del campo de batalla, anulando su ventaja.
Entretanto, el ejército borgoñón aguantó en el otro flanco e hizo recular paulatinamente al enemigo, decidiendo la batalla.