Francisco de Lorenzana

Al acceder a la Cruz de Carlos III, adujo que sus ascendientes eran nobles.

[1]​ Tras completar sus estudios en el colegio jesuita de su ciudad natal, entró al estado eclesiástico y alcanzó una canonjía en Toledo.

Infortunadamente sus decretos, que envió a Madrid para ser confirmados, no fueron aprobados por los monarcas ni por el Papa y quedaron sin publicar.

Regresó a España en 1772, promovido a la sede primada de Toledo, y permaneció al frente de esta arquidiócesis hasta el año 1800, en que renunció al puesto en teoría por razones de salud, si bien la causa verdadera eran sus conflictivas relaciones y roces con el valido Manuel Godoy.

Buscó y preparó la edición de los antiguos escritores hispanolatinos toledanos, que apareció publicada al fin bajo el título SS. Patrum Toletanorum opera (Madrid, 1782-93).

En las introducciones a estas ediciones discurre con gran erudición sobre liturgia mozárabe.

La ingente tarea fue posible gracias a la colaboración de importantes eruditos, como su bibliotecario Pedro Manuel Hernández, el padre Enrique Flórez, Francisco Pérez Bayer, Faustino Arévalo o Francisco de Santiago Palomares.

[3]​ Según Marcelino Menéndez Pelayo, se había dejado manipular por diversos intrigantes contra Manuel Godoy: Resumiendo: Godoy fue acusado en 1797 de ateísmo por no haberse confesado en ocho años, el papa Pío VI apoyó al gran inquisidor Lorenzana y Napoleón ordenó interceptar el correo papal y la bula que ordenaba el arresto de Godoy, quien expulsó a Lorenzana y, en efecto, Lorenzana, que ya era un gran mecenas en Toledo, protegió y alentó en Roma los proyectos del jesuita expulsado, filólogo y humanista extremeño Faustino Arévalo, muy parecidos a los suyos, y le tuvo como secretario hasta su muerte.

Documento con firma del cardenal Francisco Antonio de Lorenzana, 18 de julio de 1791