El objetivo inicial era establecer un principado cristiano en Granada, apoyándose en la población mozárabe que había solicitado insistentemente su ayuda al rey de Aragón, pues se veía sometida al fanatismo religioso del periodo almorávide.
Documentos de los años 1124 y 1125 se referían al Batallador con los términos «reinando en España» o «en toda la tierra de cristianos y sarracenos de España», lo que da idea del triunfalismo que se vivía en el entorno del rey aragonés por estas fechas.
[9][7] La hueste avanzó por Daroca, Monreal, Teruel y Segorbe, en dirección a Valencia.
[12] Los almorávides se mantenían pasivos, sin tratar de acometer al monarca aragonés.
[12] Abul Tahir, en tanto, solicitó refuerzos a los gobernadores de Murcia y Valencia y a su hermano, el emir almorávide Ali ibn Yusuf, quien envió un importante ejército desde África.
[12] Alfonso I, entonces, se encaminó por Diezma hasta Granada, a cuya vista estuvo el 7 de enero de 1126 con un contingente reforzado por los cristianos que, según noticias de las crónicas andalusíes (que hay que tomar siempre con precaución), llegaba a los cincuenta mil hombres.
[9][12][14] Según la crónica del normando Orderic Vital, a la partida de Alfonso se unieron en Granada unos diez mil mozárabes, que se asentaron en el valle del Ebro.
[16][14] Los almorávides habían reforzado las defensas y recibido refuerzos para sostenerse en la ciudad, lo que llevó finalmente al soberano aragonés a abandonar el intento de apoderarse de la plaza.
Tras la victoria en la batalla de Arnisol, el Batallador se dirigió hacia el sur por las Alpujarras siguiendo los estrechos barrancos del curso del río Guadalfeo y llegó a la costa de Vélez-Málaga por Motril y Salobreña.
[14] Desde Vélez-Málaga, el contingente cristiano volvió a orientar sus pasos hacia Granada acampando en la localidad de Dílar,[15] donde permaneció tres días, y luego en Alhendín, rechazando varios ataques almorávides.
[18][14] En ese momento llegaron los refuerzos africanos de Mequinez y Fez, dirigidos por los comandantes Abu Hafs ibn Tuzyin e Inalu al-Lamtuni respectivamente.