Escuela napolitana de ópera

[8]​ Las principales innovaciones fueron introducidas por Alessandro Scarlatti: creó el aria en tres partes (aria da capo), con una estructura tema-variación-tema (ABA);[9]​ redujo las ornamentaciones vocales y suprimió las improvisaciones que realizaban a menudo los cantantes; también redujo los recitativos y alargó las arias, en una alternancia recitativo-aria, y añadió un tipo de arias más cortas (cavatina) para dar mayor rapidez a la obra, interpretadas por personajes secundarios; por otro lado, junto con su libretista habitual, Apostolo Zeno, eliminó los personajes cómicos y los argumentos intercalados, siguiendo únicamente la historia original.

Más tarde trabajó en Dresde, donde estrenó Filandro (1747), así como Viena, antes de regresar a Nápoles, donde murió en la pobreza.

Ese mismo año cosechó un gran éxito con Publio Cornelio Scipione, lo que le decantó hacia la ópera seria.

[17]​ Bononcini tuvo un gran éxito inicial con Il trionfo di Camilla (1696, con libreto de Silvio Stampiglia), que se representó en diecinueve ciudades italianas.

En 1697 se instaló en Viena, al servicio del emperador José I, hasta que en 1719 fue contratado por la Royal Academy of Music de Londres.

Fue profesor del Conservatorio Sant'Onofrio de Nápoles, donde tuvo como alumnos a Pergolesi, Piccinni, Jommelli y Paisiello.

[25]​ La ópera seria quería despojar los dramas líricos de las extravagancias y los argumentos enrevesados utilizados hasta entonces, con un estilo más sobrio inspirado en el antiguo teatro griego.

Incluía arias y recitativos, pero con intérpretes de segunda fila, los cuales cantaban con sus voces naturales, sin castrati ni sopranos.

[29]​ Traetta recibió la influencia gluckiana, que aunó a su prodigiosa capacidad para componer corales y melodías elegantes.

[31]​ Perez, de origen español, compuso algunas óperas bufas (La nemica amante, 1735), pero principalmente serias: Siroe (1740), Astarto (1743), Merope (1744), La clemenza di Tito (1749), Demofoonte (1752), Olimpiade (1754), Solimano (1757).

[32]​ Hay que citar también a Francesco Araja, afincado en Rusia al servicio de la emperatriz Catalina II, donde estrenó diversas óperas: Il finto Nino, ossia La Semiramide riconosciutta (1737), Artaserse (1738), Russia afitta e consolata (1742), Seleuco (1744).

Fue autor también de la primera ópera escrita en ruso, Tsefal i Prokris (Céfalo y Procris, 1755).

[33]​ Se considera de la escuela napolitana al español Domingo Terradellas (también conocido en italiano como Domenico Terradeglias).

De vuelta a Italia, estrenó en Turín Didone (1750), en Venecia Imeneo in Atene (1750) y en Roma Sesostri (1751).

[36]​ Otros representantes de la escuela napolitana tardobarroca fueron: Girolamo Abos (Artaserse, 1746; Alessandro nell'Indie, 1747),[37]​ Pasquale Cafaro (La disfatta di Dario, 1756; Creso, 1768),[38]​ Ignazio Fiorillo (L'Olimpiade, 1745),[39]​ Pietro Alessandro Guglielmi (L'Olimpiade, 1763; Farnace, 1765; Sesostri, 1766; Alceste, 1768)[40]​ Giacomo Insanguine (L'osteria di Marechiaro, 1768; Didone abbandonata, 1770),[41]​ Pietro Domenico Paradisi (Alessandro in Persia, 1738; Le muse in gara, 1740; Fetonte 1747; La Forza d'amore, 1751)[42]​ y Antonio Sacchini (La contadina in corte, 1765).

[44]​ Piccinni introdujo el aria rondó, que tenía una estructura en dos partes lenta y rápida, repetida dos veces.

[52]​ La ópera siguió gozando de gran popularidad, aunque fue sufriendo una paulatina evolución acorde a las novedades introducidas por el clasicismo.

La orquesta se amplió y la música instrumental fue cobrando cada vez mayor protagonismo respecto a la línea vocal.

En 1776 fue invitado a San Petersburgo, donde compuso Lucinda ed Armidoro (1777), Nitteti (1777) e Il barbiere di Siviglia (1782), sobre la obra de Beaumarchais, que también versionaría más adelante Rossini.

En 1784 volvió a Viena, donde compuso Il re Teodoro in Venezia y, poco después, fue nombrado maestro de capilla del rey Fernando IV de Nápoles, para el que compuso su mayor éxito Nina, o sia La pazza per amore (1789).

En 1791 fue nombrado maestro de capilla en Viena, donde al año siguiente cosechó su mayor éxito con Il matrimonio segreto.

Su producción final fue de unas sesenta óperas, en las que denotó una gran intensidad vital y calidez melódica.

Su primer éxito fue Montezuma (1781), que estrenó en el Teatro San Carlo y fue luego representada por Haydn en Esterháza.

Realizó óperas bufas (Il mercato di Monfregoso, 1792; La secchia rapita, 1793) y serias (Artaserse, 1793; Giulietta e Romeo, 1796; Edipo a Colono, 1802).

[56]​ Otros exponentes fueron: Gaetano Andreozzi (Giulio Cesare, 1789; La principessa filosofa, 1794),[57]​ Francesco Bianchi (Il Gran Cid, 1773; La vilanella rapita, 1783; La vendetta di Nino, 1790; Ines de Castro, 1794),[58]​ Valentino Fioravanti (Le cantatrici villane, 1798),[59]​ Giuseppe Mosca (I tre mariti, 1811),[60]​ Silvestro Palma (La pietra simpatica, 1795)[61]​ y Angelo Tarchi (Le disgrazie fortunate, 1781; Il guerriero immaginario, 1783).

Iglesia de Santa Maria della Colonna, donde se ubicaba el Conservatorio dei Poveri di Gesù Cristo
Partitura manuscrita de Alessandro Scarlatti de la ópera Griselda (1721), acto I, escena I
La serva padrona de Giovanni Battista Pergolesi (1733), edición contemporánea del libreto
Portada del libreto de L'Olimpiade (1767), de Tommaso Traetta