En 1738 su fama se había extendido por toda Italia, viajando a Roma para estrenar otras dos nuevas producciones líricas: Polipodio e Rucchetta , en el Teatro de la Torre Argentina; y L’Orazio , en el Teatro Valle.
Durante este periodo produjo una serie de óperas que fueron muy aclamadas por el público como Romolo o Siroe, re di Persia .
En 1766 abandonó todos los cargos que había conseguido en la ciudad de los canales regresando nuevamente a Nápoles, donde residió hasta su muerte.
A Latilla se le conoce fundamentalmente como un buen y prolífico compositor de óperas, aunque también compuso algunos trabajos sacros, especialmente durante su estancia en el Ospedale della Pietà.
Así mismo es relevante su actividad docente, siendo profesor de algunos famosos compositores posteriores como Antonio Sacchini o su sobrino Niccolo Piccinni.