Emoción

Las emociones son reacciones psicofisiológicas que representan modos de adaptación del individuo cuando percibe un objeto, persona, lugar, suceso o recuerdo importante.

Fisiológicamente, las emociones organizan rápidamente las respuestas de distintos sistemas biológicos, incluidas las expresiones faciales, los músculos, la voz, la actividad del SNA y la del sistema endocrino, pudiendo tener como fin el establecer un medio interno óptimo para el comportamiento más efectivo.

[2]​ Los diversos estados emocionales son causados por la liberación de neurotransmisores (o neuromediadores) u hormonas, que luego convierten estas emociones en sentimientos y finalmente en el lenguaje.

En contraste, otro metaanálisis mostró una considerable especificidad autonómica del miedo frente a la ira (Stemmler, 2004, en Friedman, 2010).

La teoría de James-Lange propone que la corteza cerebral recibe e interpreta los estímulos sensoriales que provocan emoción, produciendo cambios en los órganos viscerales a través del sistema nervioso autónomo y en los músculos a través del sistema nervioso somático.

Propuesta por Walter Cannon como alternativa a la teoría de James-Lange, Phillip Bard la amplió y la difundió.

Cuando la información proveniente de estas dos estructuras es integrada por la corteza cingulada ocurre la experiencia emocional, es decir, las sensaciones se convierten en percepciones, pensamientos y recuerdos.

Hess y Brügger acuñaron, en 1943,[6]​ el término reacción defensiva afectiva para describir los comportamientos producidos por la estimulación del hipotálamo en gatos, en particular: a) enjorobarse, b) aplanar las orejas, c) mostrar los dientes, d) gruñir, e) sacar las garras, f) piloerección (erizamiento de los pelos) y g) midriasis (abertura de la pupila) marcada.

Estos cambios regresan al cerebro, donde son integrados con la percepción y se generan las experiencias emocionales, una postura que puede considerarse neojamesiana.

El sistema límbico sufrió un primer golpe a partir del caso H.M., porque se mostró que no todas las estructuras propuestas (como el hipocampo) eran fundamentales para la emocionalidad.

La búsqueda de pruebas de que la emoción tiene diferentes patrones en el sistema nervioso autónomo (como propusieron James y Darwin) se recuperó con la publicación del artículo "Autonomic nervous system activity distinguishes among emotions" en la revista Science (Ekman et al., 1983).

En este artículo, Ekman y sus colaboradores establecieron patrones para seis emociones básicas: sorpresa, asco, tristeza, ira, miedo y alegría / felicidad, que se convirtieron en la lista de emociones básicas con mayor aceptación, conocidas como Las Seis Grandes (The Big Six) (Prinz, 2004).

[11]​ No obstante, la evidencia empírica sugiere la participación de ciertas estructuras neurales en el procesamiento emocional específico como genérico.

De igual modo, aquellos con lesiones unilaterales presentan dificultades en esta habilidad, aunque en una intensidad menor.

[11]​ El núcleo amigdalino interviene en el procesamiento del miedo durante el condicionamiento conductual, suscitando una respuesta de alarma y defensa frente a un estímulo considerado como amenazante por el sujeto mismo, mediante las dos vías alternativas.

En ese sentido, durante el desarrollo emocional, la cultura y la sociedad tienen gran influencia en las emociones, ya que regulan su expresión.

[18]​ Esto puede ser explicado, no excluyentemente, por alteraciones en el procesamiento emocional a causa de afectaciones en ciertas regiones anatómicas.

El sustrato neural de las emociones básicas podría resumirse en: amígdala, hipotálamo y corteza cingulada anterior.

Para identificar emociones secundarias o complejas, es necesario contar con TOM, ya que mediante esta función cognitiva se puede interpretar la información facial en múltiples niveles de profundidad.

[18]​ La corteza prefrontal ventromedial permite prestarle atención a los ojos y reconocer las emociones con mayor precisión.

Sin embargo, dándole instrucciones al paciente sobre dónde fijarse, el reconocimiento de emociones mejora.

[19]​ El foco histórico de las ciencias afectivas ha sido intentar decidir si la experiencia emocional es un proceso previo o posterior a la interpretación estímulo-respuesta.

Esta, en su nivel más rudimentario, permite percibir los cambios en el estado de los órganos y las vísceras (ya sea, frecuencia cardíaca, cadencia respiratoria o el grado de saciedad); también registra las reacciones del Sistema Nervioso Autónomo ante estímulos ambientales concretos.

[21]​ La autorregulación emocional (ARE) es la capacidad de mantener bajo control las emociones perturbadoras que desequilibran psicológicamente.

[21]​ Cabe destacar la existencia de una imposibilidad o dificultad para identificar y describir emociones, denominada alexitimia.

Sus manifestaciones suelen ser: dificultad para reconocer, usar y verbalizar emociones, conflictos para localizar las sensaciones corporales e interpretarlas como una emoción específica; además en los estadios de la primera infancia, se observará una comunicación preverbal rígida, con escasa mímica y pocos movimientos corporales.

Asimismo, el AE y la ARE ayudan a: reducir la ansiedad, superar situaciones estresantes, mejorar las relaciones interpersonales, tolerar las frustraciones y desarrollar habilidades de resolución de problemas, en diferentes ámbitos, ya sea personal, familiar, social o laboral.

Los ojos aportan mayor información en cuanto a la identificación del miedo (expresión fácilmente confundible con la sorpresa) y el enojo.

[24]​ Duchenne sostiene, sin embargo, que una sonrisa genuina puede ser identificada por la acción involuntaria del músculo orbicular, el cual forma arrugas alrededor de los ojos.

Pues estados de ánimo bajo (depresión) o demasiados intensos (ira) conducen a dificultar el aprendizaje.

Lámina N°II del libro La expresión de las emociones en el hombre y los animales de Charles Darwin .
Rueda de Plutchik, un modelo con ocho emociones básicas, además de distintas intensidades para cada una y sus posibles combinaciones.
Mapa de emociones sobre un plano. La dimensión horizontal representa si la emoción es placentera o desagradable. La vertical representa si es excitante o calmante.
Línea del tiempo con algunos de los modelos del sistema emocional más influyentes en neurociencia afectiva .
Circuito de Papez