Trastorno de ansiedad social

[1]​ Este temor puede ser desencadenado por el escrutinio (percibido o real) de otras personas.

En la mayoría de los casos, los síntomas físicos del trastorno son: ruborización, sudoración excesiva, temblor, palpitaciones y náusea.

[3]​ Por otro lado, pueden presentarse respuestas conductuales a las situaciones temidas, como es el caso del habla acelerada, y otras estrategias de afrontamiento.

[5]​ Algunas personas utilizan el alcohol y otras drogas para reducir sus temores e inhibiciones en eventos sociales.

El sentimiento de miedo es tan intenso, que en este tipo de situaciones la persona se pone nerviosa tan solo con pensar en ello (ansiedad anticipatoria), e intenta esforzarse para controlar o suprimir la ansiedad.

Si bien el miedo a la interacción social puede ser reconocido por la persona como excesivo o irracional, su superación puede ser bastante difícil.

Los síntomas físicos que acompañan a menudo el trastorno de ansiedad social incluyen rubor, sudoración profusa (hiperhidrosis), temblores, palpitaciones, náuseas, tartamudez, a menudo acompañada de un discurso acelerado.

Pueden ocurrir ataques de pánico en virtud del intenso miedo y malestar.

Un diagnóstico precoz puede ayudar a minimizar los síntomas y el desarrollo de problemas adicionales, como la depresión.

[29]​Los modelos teóricos proponen que las conductas de seguridad como los sesgos cognitivos tienen un importante rol en el desarrollo y mantenimiento del TAS [30]​.

[34]​ - Especificar si: Solo actuación, si el miedo está restringido a hablar o actuar en público.

[35]​ Para ser diagnosticado deben cumplirse los criterios siguientes: - Incluye: Antropofobia y Neurosis social.

[36]​ El TAS muestra un alto grado de concurrencia con otros trastornos psiquiátricos.

[37]​ Los pacientes con TAS a menudo tienen baja autoestima y, con mayor frecuencia, depresión clínica, tal vez debido a la falta de relaciones personales y largos períodos de aislamiento relacionados con la evitación social.

Estadísticamente, en la población general, es más común en mujeres que en hombres, pero en la población clínica la prevalencia por género es similar o ligeramente mayor en varones, por lo que el rol social es un factor importante en la demanda de ayuda psicológica de los pacientes masculinos.

[51]​ El TAS suele presentar una buena respuesta a la terapia cognitivo-conductual (TCC), en sus variantes individual y grupal.

[26]​ Es fundamental que los mismos sean llevados a cabo por personal altamente entrenado.

Algunos abogan por su uso continuado o para aquellos que no necesitan cumplir estrictamente una dieta especial.

En comparación con anteriores fármacos, hay menos riesgo de tolerancia y dependencia asociado a los ISRS.

[60]​ La revista Nature ha publicado un estudio (2022), llevado a cabo sobre la población sueca, donde ha estudiado la conducta suicida (intento de suicidio o muerte por suicidio) en pacientes en tratamiento con ISRS entre 6 y 59 años de edad.

[62]​ En distintos estudios clínicos randomizados doble ciego en personas con TAS, la administración de paroxetina mejora significativamente los síntomas.

Esto es especialmente importante debido a que no causa muchos de los efectos secundarios desagradables asociados con los ISRS (en particular la disfunción sexual).

Uno de ellos, el propranolol, se suele utilizar para tratar cardiopatías y presión arterial alta.

El médico puede prescribir un beta-bloqueador ante situaciones particularmente estresantes como dar un discurso (miedo escénico) o asistir a una reunión importante.

Las benzodiacepinas, fármacos del grupo de los ansiolíticos, como el clonazepam son una alternativa a los ISRS.