[5][6][7] Los primeros en resaltar la importancia del factor psíquico de los tics fueron: Trouseau, en 1873, y Jean-Martin Charcot, en 1888.
La patología de los tics aún no se conoce en su totalidad, pero estudios recientes han revelado que envuelven múltiples áreas del cerebro y rutas complejas.
Debido a ello, los tics tienen múltiples propiedades y pueden expresar ciertos desórdenes.
La mera presencia del trastorno de tics genera una gran ansiedad, formándose un círculo vicioso que mantiene el problema.
Existe un amplio repertorio de tics debido a su variabilidad en el comportamiento humano.
Algunos tics son normales entre las poblaciones, pero algunos otros representan una conducta desordenada desde una perspectiva psiquiátrica.
Son condiciones muy raras en los tics, pero con historia y examen pueden corroborarse, sin necesidad de estudios médicos.
Por lo general no se requieren estudios de imágenes del cerebro, pero pueden pedirse ciertos exámenes para descartar otras condiciones.
Debe prestarse atención en los trastornos asociados presentes, ya que pueden ser el verdadero objetivo por tratar.
Lo más recomendable es modular la interacción con factores estresante El tratamiento se reduce al uso de aquellos fármacos que contrarrestan la ansiedad.