Simultáneamente, se eligió a los gobiernos municipales y sus respectivos concejos deliberantes en las localidades que componían la provincia.
En Río Negro, sin embargo, la UCRI había sufrido una crisis interna y postuló a dos candidatos: Edgardo Castello, que recibió el apoyo de la «lista oficial» que llevaba a Frondizi como candidato presidencial, y Justo Epifanio, apoyado por la «UCRI - Lista Verde».
En tercer lugar quedó el Partido Demócrata Cristiano (PDC), con un 12,84%, seguido por la Lista Verde de Epifanio con un 11,87%.
Bajo este régimen, el territorio no tenía autonomía y era regido por un gobernador territorial, designado por el presidente de la Nación.
Durante su gobierno se realizaron las elecciones para convencionales constuyentes provinciales, al mismo tiempo que las nacionales.
La misma, al igual que las demás constituciones provinciales, se regía bajo el sistema republicano con un poder legislativo unicameral y establecía numerosos derechos sociales que habían sido consagrados en la constitución de 1949, abolida por el golpe de Estado contra el peronismo.
Guido explicó su proceder al evitar la candidatura de Epifanio en una carta al presidente del partido en el orden nacional y candidato presidencial, Arturo Frondizi, alegando que la «oligarquía del Alto Valle» intentaba debilitar el naciente sistema de partidos de la provincia para que la disputa continuara centrándose en cuestiones localistas y no se lograra consolidar una identidad provincial rionegrina.
El comité nacional intervino el comité rionegrino, y el sector ligado a Guido continuó durante las siguientes semanas presionando para lograr el retiro de convencionales favorables al traslado de la capital a General Roca, facilitando que esta se mantuviera en Viedma.
Sin embargo, la división del partido no cesó y este concurrió dividido a las elecciones.
[3] El justicialismo depuesto se encontraba desorganizado después del derrocamiento y estaba impedido de presentarse a las elecciones.
[3] Con la elección casi absolutamente polarizada por la cuestión de la capitalidad, en esencia los partidos demostraron un consenso fáctico con respecto a varios temas.
[3] El radicalismo intransigente propuso, a su vez, que la constitución provincial fuese sometida a una consulta popular una vez promulgada para garantizar su legitimidad, poniendo de manifiesto la «situación particular» en la que se encontraba el país con la «proscripción de fuerzas políticas».
Dicho argumento, que fue tajantemente rechazado por los partidos antiperonistas, tenía como objetivo cotejar el voto justicialista proscripto.
No existía por entonces el cargo de intendente municipal, y el ejecutivo era asumido por el concejal que encabezara la lista mayoritaria en el cuerpo legislativo.
Al igual que en las demás elecciones, la Unión Cívica Radical Intransigente tuvo una victoria general, imponiéndose en ocho de las doce localidades, mientras que la Unión Cívica Radical del Pueblo se ubicó en el segundo puesto y se impuso en las otras cuatro localidades, siendo sus mayores victorias en Choele Choel (único lugar donde obtuvo mayoría absoluta de votos) y General Roca, donde Carlos Christian Nielsen asumió como presidente del Concejo.
En esta última ciudad, la UCRI no se presentó, por lo que el radicalismo del pueblo fue la única formación en disputar todos los distritos.