Se observa un paisaje marcado en parte por los huertos de frutales y otros, y por el cultivo de viñedo tradicional (hoy día muy minorado) en bancales, conocidos en Corrales como "navesanas".
Ya en tiempos vacceos (celtas) y romanos se poblaron estas fértiles tierras, de tráfico permanente entre las cercanas Pintia (Padilla de Duero - Pesquera de Duero) y Rauda (Roa), que posteriormente continuaron habitadas por eremitas y monjes durante la Alta Edad Media y durante la ocupación árabe, como pudo ocurrir en la cueva de San Pedro, próxima a la fuente del mismo nombre.
Finalmente en los años 50 los acuerdos con Estados Unidos trajeron la inversión a España y a Corrales, desarrollándose buena parte de las infraestructuras siendo alcalde Félix del Campo y alcanzándose en aquellos años los máximos de población.
Antiguamente también se elaboraban anís y pacharán de forma artesanal.
La portada se encuentra en el lado de la Epístola (fachada sur) y fue construida en 1613; sin embargo aún conserva las otras dos portadas del siglo xii: la principal (oeste), oculta en el interior de la iglesia por la construcción del campanario, y la portada del Evangelio, en la fachada norte.
Entre otros elementos destacados, el templo posee en su interior una singular virgen románica, dos pinturas sobre tabla del siglo XVI, un retablo mayor barroco obra de Gregorio Portilla de 1750, y la pila bautismal y el púlpito, también barrocos.
Tuvo un buen retablo al óleo sobre tabla del Maestro de Osma dedicado a San Miguel que en la actualidad se encuentra depositado en el Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid.
Se perdió la Casa del Cura, las otras dos o tres ermitas conocidas (San Pedro, Santa María Egipcíaca y San Blas), y el molino hidráulico (siglo XVII o posiblemente anterior) del que apenas quedan restos identificables y que debió ser muy importante en la actividad económica preindustrial del pueblo.
Antiguamente existió un término denominado la Atalaya, que pudo hacer referencia a este tipo de construcción de alerta y defensa árabe en la línea fronteriza del Duero.
Las fiestas patronales se celebran en honor a San Antonio de Padua, durante tres días el fin de semana más próximo al día 13 de junio, y son especialmente interesantes por sus Novenas a San Antonio, cantadas en misa y registradas en archivo sonoro por la Fundación Joaquín Díaz.
Son conocidas las bolillas de repostería tradicional que se preparan en Carnavales.