Celaje

Celaje es la superficie pictórica donde se representa el cielo, las nubes y otros fenómenos meteorológicos.

La anfibología de la palabra cielo (que designa también al concepto religioso), no igualmente evidente en cada idioma, hace que los artistas, según su tradición religiosa, codifiquen el simbolismo del celaje de diferentes maneras.

La carestía de los mejores pigmentos (en concreto, del lapislázuli) hizo que se tasaran las superficies dedicadas a ello.

No menos dificultad tiene el celaje de las obras monócromas, como en los dibujos y grabados.

La elección del formato también puede implicar consecuencias importantes para el efecto conseguido.

[9]​ Al ser técnicamente un fondo sobre el que pueden recortarse otros elementos de la composición, la elección del pintor puede ser comenzar por el celaje para continuar por otros elementos del paisaje, la arquitectura y finalmente las figuras.

Forma parte también de una serie: Treinta y seis vistas del monte Fuji.

Los manuscritos iluminados (como los Beatos) tienen una estética semejante, utilizando fondos dorados o en bandas de color arbitrario.

En cambio, en las vidrieras, para casos semejantes, donde la alternativa a la utilización de algún vidrio coloreado hubiera sido un vidrio transparente, es frecuente que se recurra al color azul, aunque el propósito principal no es la reproducción mimética del mundo natural, sino la obtención de una luz irreal que sitúe al fiel en un espacio alejado de lo cotidiano y acercarlo a lo espiritual.

La nómina es mucho más extensa, pudiendo citarse a Domenico Veneziano (Adoración de los magos, ca.

Se ha señalado que, según avanzaba la segunda mitad del siglo XV, los celajes florentinos se fueron poblando de nubes, cada vez más amenazadoras (como ejemplifican las versiones entre 1456 y 1480 del San Sebastián de Mantegna).

[21]​ La pintura italiana incorporó el óleo posteriormente, sobre todo por los maestros venecianos, como Giovanni Bellini.

No obstante, Bellini continuó pintando temples hasta fechas tan tardías como las de su Alegoría cristiana, 1490.

[25]​ Tanto italianos como flamencos experimentaron incluso con la representación del cielo nocturno y la iluminación artificial.

[26]​ Además de la flamenca, otras escuelas del Renacimiento nórdico se caracterizaron por sus espectaculares celajes (Matías Grünewald, Albrecht Altdorfer, los Holbein -el Viejo y el Joven-, los Cranach -el Viejo y el Joven-).

[48]​ En la pintura barroca flamenca la representación de "Los cuatro elementos" (tierra, agua, aire y fuego) eran un tema pictórico habitual en el siglo XVII.

[49]​ Rubens y sus numerosos colaboradores, fueran o no discípulos suyos (Jacob Jordaens, Anton van Dyck, Cornelis de Vos, Theodoor van Thulden, Erasmus Quellinus el Joven, Gaspar de Crayer, el citado Jan Brueghel el Viejo, Frans Snyders, Jan Wildens, Lucas van Uden, Justus van Egmont, Abraham van Diepenbeeck) utilizan el celaje de forma efectista; de hecho, la contribución del maestro solía limitarse al diseño general y las partes consideradas más nobles, dejando amplias zonas, entre ellas los fondos, a otros pintores, aunque mantenía un estrecho control sobre todas las fases de la producción y retocaba con frecuencia.

Siguieron haciéndose los grandes programas decorativos al fresco, con techos en los que santos o figuras mitológicas se disponen entre nubes (Giovanni Battista Tiepolo, Francisco Bayeu, Johann Baptist Zimmermann).

Simon Denis, un paisajista flamenco formado en Amberes y París, establecido en Italia desde 1786, realizó estudios muy detallados de cielos nubosos.

1845[73]​) puede parecerse a la pintura abstracta, dado que su fuerza gestural casi anula su referente figurativo.

La escuela de Barbizon, que introduce el plen air, se centró en los paisajes, celajes incluidos.

[97]​ No obstante, en la mayor parte de sus obras la superficie dedicada al celaje es inexistente o mínima (como en El almuerzo sobre la hierba, 1863).

El mismo pintor experimentó con un punto de vista que da al celaje una amplia superficie en Mujer con sombrilla (1875).

Así, por ejemplo, en el Expresionismo alemán Emil Nolde crea un Mar oscuro, cielo verde,[112]​ Franz Marc replica toda la fantasía cromática de sus caballos en paisajes y celajes y Ernst Ludwig Kirchner tiñe los cielos urbanos;[113]​ mientras que en la Nueva Objetividad (movimiento que surgió como reacción) Otto Dix y George Grosz se inspiran en las desgarradores escenas de Grunewald (tríptico La guerra, 1929-1932).

[114]​ La experimentación no se limita al cromatismo: Picasso, aunque no se prodigó en el paisaje en su abundante producción, en tres obras juveniles de pequeño formato (Celaje, Cielo desde la ventana y Sol entre nubes, 1896) anticipaba las texturas de la pintura matérica.

[119]​ Menos evidente es la presencia de celaje en el Cubismo, aunque la coloración azul del fondo en la obra que se considera su precedente (Las señoritas de Aviñón, 1907) pueda parecer sugerir su irrupción en una escena que parece desarrollarse en un interior.

[121]​ Recursos semejantes aparecen en la pintura del Surrealismo, especialmente en las obras de Salvador Dalí, donde aparece con asiduidad el cielo azul como fondo, contrapeso cromático a la composición de figuras oníricas[122]​ (Muchacha en la ventana, 1925 -donde utiliza los mismos tonos para mar, cielo y ropajes-,[123]​ El gran masturbador.

[135]​ Entre los muralistas mexicanos el celaje suele tener un espacio restringido dado el protagonismo de las masas humanas, aunque José Clemente Orozco plasma cielos incendiados (Katharsis, Palacio de Bellas Artes, 1934, Hospicio Cabañas, 1938-1939) o atormentados (Acordada, 1941).

[138]​ Georgia O'Keeffe pintó los inmensos cielos de Amarillo (Tejas), entre el naturalismo evocativo y la abstracción pura (serie Light Coming on the Plains, 1917).

Por otra parte, Haes también descubre y estudia la tradición paisajista holandesa del siglo XVII pudiendo seguramente admirar paisajes con arboledas, caminos y riachuelos de aguas ensombrecidas por árboledos de Meindert, Hobbema o Jacob Van Ruisdael.

Pinturas murales de Bonampak (siglo VIII).
Árboles Kiribata en Akasaka en una tarde de lluvia , de Hiroshige .
Vista de las factorías extranjeras de Cantón , de Lam Qua .
Pueblo de pescadores a la luz del atardecer , de Yokoyama Taikan .
Fresco de la villa de Livia o de Primaporta, en las afueras de Roma (siglo I ).
Detalle de La adoración del Cordero Místico o Políptico de Gante , de los hermanos Hubert y Jan van Eyck , ca. 1422-1432.
Virgen del canciller Rolin , de Jan van Eyck, 1435.
Techo de la Camera Picta o de los esposos , de Andrea Mantegna , 1473.
Detalle del celaje en Triunfo de la Muerte , de Pieter Brueghel el Viejo , 1562.
Frescos con Los amores de los dioses en el Palazzo Farnese , de Annibale Carracci , 1597-1600. La quadratura central es el Triunfo de Baco y Ariadna .
Helios como personificación del mediodía , de Anton Raphael Mengs , ca. 1765-1769.
Pâturage au bord d'une mare , de Jules Dupré , 1850.
Caballo azul II , de Franz Marc , 1911.
Cielo azul de Vasili Kandinski , 1940.
Mural cerámico de Joan Miró , 1983.