Periferia del Ática

El Ática, por su situación, se halla en el corazón del mundo griego egeo.

El relieve es montañoso sobre todo al norte, donde el Parnés, y aún más allá, en la frontera con Beocia, el Citerón culmina a más de 1400 m. El centro de la península está atravesado por cadenas montañosas elevadas, al noreste, el Pentélico, célebre por su mármol, que sobrepasa apenas los 1100 m, y encuadrando por el lado sur la llanura de Atenas, el Himeto, que se eleva un poco por encima de los 1000 m. La separación debida al relieve hace las comunicaciones difíciles.

Las comunicaciones con el exterior, en razón de la situación geográfica y del relieve, se hacían naturalmente por vía marítima; pero no fue hasta el principio del siglo V a. C. cuando los atenienses se orientaron deliberadamente hacia el mar.

Dichas alturas orográficas, que cubren un área de más de 1000 km², no son ni muy elevadas ni muy continuas: no impiden una fácil circulación entre las diversas llanuras.

El proceso de unificación del Ática por Atenas concluyó hacia la primera mitad del siglo VII a. C. cuando Eleusis y las llanuras circundantes se unieron al estado ateniense, convirtiéndose sus habitantes en ciudadanos.

[5]​ La respetaron porque allí habían establecido en época mítica, su base de operaciones para vencer a Euristeo.

El clima es típicamente mediterráneo, con veranos calurosos y secos en general, bajas precipitaciones.

La geografía del Ática, con sus principales accidentes: una región montañosa con algunas reducidas llanuras.