Concejo de la Mesta

Con anterioridad ya los ganaderos se reunían en asambleas o concejos llamados "mestas" (la palabra mesta proviene de mixta, que significa 'mezclada') en diversas localidades dos o tres veces al año con el fin de tratar de los negocios concernientes a sus ganados o gobierno económico, y para distinguir y separar los mestencos (animales sin dueño conocido) que se hubiesen mezclado.[1]​ Durante la Edad Media y con el paso del tiempo, se añadieron nuevos privilegios reales a la Mesta y una fiscalización especial para protegerla de los agricultores, lo que provocó largos e incontables pleitos hasta el año 1836, en que se abolió.De ese modo, la Mesta se entiende como una organización exclusivamente o al menos dominada por ganaderos, hasta que Carlos V "en su afán recaudatorio", moldeó la institución para que fuese controlada por grandes propietarios nobles y eclesiásticos.Por ello, se mostró importante entender la llegada de la oveja merina a la Península, importada desde el Magreb, como intuyó Klein y otros historiadores como Robert S. López buscaron demostrar.No hay más que elucubraciones sobre por qué fue esta importada a la naciente Mesta y no a Andalucía, mucho más cerca geográfica y culturalmente con el Norte de África; o a Aragón, cuyas rutas comerciales ya conocían la lana de oveja merina, vendida, al menos, en Túnez.En estas tierras no valía la pena labrar, porque las campañas bélicas se organizaban durante el buen tiempo, en la época de las cosechas, de modo que lo más probable es que, por unos o por otros, acabaran dadas al fuego o al saqueo.La lana tenía como mercados más importantes Medina del Campo y Burgos.[7]​ Cuando el rey Fernando III dio un gran impulso a la Reconquista (siglo XIII), incorporando a sus reinos gran cantidad de territorio y haciendo tributarios a los reinos moros que quedaban, la tierra de nadie se convierte en segura y los labradores roturan los pastos, prohibiendo el paso de los ganados que se comían las plantas verdes.[8]​ Como se ha dicho, con su creación se intentaba evitar posibles conflictos entre agricultores y ganaderos, ya que estos últimos debían atravesar las tierras de los agricultores con sus rebaños dos veces al año, produciendo daños en los cultivos.El mismo año otro decreto otorgaba libertad absoluta para el tránsito de ganados en ambos reinos.Se originó entonces el refrán Tres Santas y un Honrado tienen al pueblo agobiado.[7]​ Su decadencia y posterior desaparición en el año 1836 tuvo varios motivos:[7]​ Ya en la Alta Edad Media castellana existían las denominadas mestas locales o pequeños campos comunes adonde acudía el ganado a pastar y existía un acuerdo de colaboración.
Pastos de montaña en Villafranca de la Sierra ( Ávila , España ). Se observa el paso de las cañadas , un corral para la recogida del ganado y un chozo de piedra donde se refugiaban los pastores de los rigores del tiempo.
Alfonso X el Sabio .
Monumento a La Mesta, en Valladolid
Principales Cañadas Reales de Castilla y sus equivalentes en los otros reinos españoles .