Cañada Real Conquense

Esta pertenencia constituye -aún hoy- una parcela importante de la inicial predisposición regia, saliendo en valimiento suyo tras su reconquista.

Así el monarca Alfonso VIII la organizó -tanto estatuaria como administrativamente- dotándola con generosidad en fuero y términos.

Dentro de este espacio básico se registran dos enclaves municipales: Tragacete (con su anexo Vega del Codorno) y Huélamo.

Respecto a la ruta principal, entra en territorio conquense del Entredicho con procedencia inmediata de Guadalaviar, salvando el río Tajo por donde lo hace un camino identificable con la cañada.

Sigue una hoya que lleva para encaramarse a espaldas del vértice Mogorrita, salvando así la Sierra de Valdeminguete y enfilar el descenso aprovechando la depresión formada por el barranco del Judío, dando sosiego a los animales en el descansadero allí existente, continuando por el pasillo territorial que se interfiere entre los municipios señalados, y en el cual queda localizada la ferrería de Los Chorros, instalación que vino a prestar nombre al vial del relato y en donde también se nos radica una ermita.

Reencontrémonos con la vía principal en busca del lugar Los Asperones, donde hay aguadero y descansadero.

Repechando una vaguada y marcando doble ese, queda situada al pie del cerro y ermita del Socorro, para continuar hasta un descansadero inmediato, todo ello ya a extramuros de la capital, cuya panorámica se ofrece a poniente, encaramándose -cerro de San Cristóbal arriba- entre los pelados muñones pétreos que coronan sus hoces, salpicando el contorno ejemplares de encinas y robles, y en donde la escasez de suelo empujó a proyectar la Casas Colgadas.

Y allí sobre el solar otrora alcazaba árabe, una catedral con la singularidad ejemplarizante de un gótico-normando.

Vías pecuarias principales de España. La número 9 corresponde a la Cañada real conquense.
Huélamo