La churra es una raza ovina autóctona española originaria de Castilla y León.
Se encuentra distribuida por la submeseta Norte, concretamente en el valle del Duero,[2] y está presente en todas las provincias de la comunidad.
[1] Con la llegada de los romanos, la zona estaba habitada por los vacceos, cuya economía se basaba en la agricultura, y principalmente en la ganadería ovina churra, constituyendo la raza ovina autóctona predominante, hasta que la romanización hace que la oveja merina comience a introducirse en la meseta, y ya en la época visigoda comienzan a despreciarse los rebaños de ovejas churras o bastas.
[22] Hasta finales del siglo XIX no hubo preocupación por su manejo y estaban destinadas principalmente al aprovechamiento de subproductos del campo, de eriales y baldíos.
No fue hasta el siglo XX cuando se comenzaron a establecer los primeros planes de mejora.
[24] Desde los años 1970 se ha cruzado intensamente con la assaf, muy presente en Castilla y León, aunque también con otras españolas como la merina, manchega o castellana, así como con otras no autóctonas, como la milchschaf, la awassi, la sarda, la Île-de-France, berrichon[5][25] o la lacaune, terminando en muchas ocasiones con la absorción de la raza autóctona por la foránea.
[20] Su censo ha sido regresivo desde la mecanización del campo, la revolución del sector industrial y la expansión de ganaderías dedicadas a otras especies, al igual que ocurre con el resto de razas ovinas autóctonas, pero parece que se ha estabilizado en los últimos años.
[33] El vocablo churro significa labriego o labrador, que indica una condición ligada con la agricultura.
[5] Por un lado está la churra tensina, originaria del Pirineo central de Huesca.
[4] También pertenecen al tronco churro las ovejas lacha,[7] carranzana[8] colmenareña,[9] palmera,[10] rubia del molar[11] y sasi ardi.
[12] Además, a la raza ojalada en la provincia de Soria se la denomina erróneamente churra soriana.
[38] En el continente americano encontramos varias razas descendientes de los ovinos churros que se llevaron a partir del siglo XVI para alimentar a los ejércitos, encomenderos y colonos españoles.
Populares en la zona del valle del río Bravo ya en el siglo XVII, fueron adquiridas por pueblos como el navajo, el hopi y otras etnias indígenas americanas a través del comercio, constituyendo la raza navajo churro, que pronto se convirtió en una parte importante de la economía y cultura navaja, razón a la que debe su nombre actual, aunque se le suele denominar churro para abreviar.