Las dos fuerzas cruzaron sus trayectorias cerca del río Ródano, pero como estaban a varios días de distancia no hubo contacto entre ellas.
Escipión también estaba impaciente por una batalla, y decidió marchar hacia el norte del Po para enfrentarse al cartaginés.
La línea se derrumbó, lo cual permitió a los númidas atacar a la caballería romana por los flancos, y ésta al verse atacada por dos frentes rompió filas y huyó hacia su campamento.
Con este importante refuerzo el ejército de Aníbal estaba preparado para invadir Italia.
Escipión, herido en la batalla, se retiró a través del río Trebia con su ejército intacto, y acampó en la ciudad de Placentia para aguardar los refuerzos del otro cónsul, Tiberio Sempronio Longo.