Batalla de Crotona

Tras la retirada de Aníbal a Brucio, debido a la derrota en el Metauro, los romanos intentaron continuamente aislar sus fuerzas del mar Jónico y cortar así una eventual retirada del general hacia Cartago, tomando Crotona.

Tras la batalla del Metauro, Aníbal decidió concentrar sus tropas y aliados en Brucio, “el rincón más remoto de Italia”.

Más aún, habiendo perdido muchas tropas en ciudades capturadas por los romanos en años anteriores, intentaba minimizar sus bajas.

Tras un meticuloso debate en el senado,[5]​ se autorizó a Escipión, elegido cónsul en 205 a. C., para invadir África.

Sin embargo, el cónsul no recibió apenas recursos,[8]​ y las preparaciones para la invasión desde Sicilia le llevaron un año.

En 205 a. C. un destacamento romano, enviado desde Regio por Escipión, consiguió capturar parte de la ciudad tras un ataque relámpago.

También es discutible si Craso consiguió algo en absoluto, pues Livio narra que Consentia rindió tras las batallas de Crotona el año siguiente.

Aníbal no estaba preparado para atacar el campamento fortificado, lo que impidió la desbandada completa de los romanos.

[21]​ Algo es seguro: Servilio no pudo evitar que Aníbal partiera sin contratiempos a África.

El general romano infligió violentas derrotas a los púnicos en África, y éstos suplicaron ayuda.

[24]​ Mientras Aníbal permanecía en Bruttium, su hermano Magón fue rechazado y mortalmente herido en una incursión romana al valle del Po.

Nota: Los siguientes trabajos contienen una visión más amplia de la segunda guerra púnica en su totalidad.