Batalla del Ager Falernus

La batalla del Ager Falernus (217 a. C.) tuvo lugar durante la segunda guerra púnica entre Cartago y la República romana.

Quinto Fabio Máximo, que había sido elegido dictador y comandante de las fuerzas romanas tras la desastrosa derrota anterior, esquivó a Aníbal y siguió la estrategia de luchar solo bajo condiciones favorables (lo que se denominaría estrategia fabiana).

Ocupó todos los vados del río y los pasos de montaña, encerrando a los cartagineses en el interior.

[1]​ En cualquier caso, el ejército cartaginés marchó hacia Umbría, a través de Perugia.

Una vez quedó claro que Aníbal no marchaba contra Roma, Fabio ordenó al ejército de Servilio que avanzase al Lacio, y él mismo abandonó Roma para tomar el control.

Daba igual qué tipo de provocación emplease Aníbal, el ejército romano siempre se negaba a entrar en enfrentamiento abierto, vigilaba a los cartagineses desde la distancia y maniobraba para controlar el terreno elevado y eliminar con ello cualquier ventaja que la caballería cartaginesa pudiera tener.

Aníbal marchó al oeste, hacia el Samnio, y luego se desplazó a Benevento, asolando los territorios por los que pasaba.

Aníbal entró en la trampa bien porque sus guías confundieron Canusium con Casilinum, o bien porque los prisioneros de Campania sugirieron que Capua pudiera cambiar de bando si los cartagineses llegaban a esa región, cosa que no llegó a ocurrir.

Además de esa excusa formal, Fabio necesitaba visitar la ciudad para poder defender su estrategia militar, puesto que los daños que Aníbal estaba causando en las propiedades romanas empezaba a hacer mella en los terratenientes de la aristocracia.

Aníbal, una vez que hubo completado su misión de saqueo, decidió dejar la llanura, eligiendo no pasar el invierno ahí.

Aníbal, por su parte, no deseaba sufrir muchas bajas en un enfrentamiento frontal contra los campamentos fortificados romanos ubicados en las zonas más altas.

Por otra parte, Apiano (Historia de Roma 7.3.14) cuenta que Aníbal ejecutó a 5000 prisioneros para que no provocasen problemas antes de la partida, si bien el incidente no lo menciona ni Polibio ni Tito Livio.

El ejército romano permaneció en guardia, pero no salió a enfrentar al enemigo.

Fabio no deseaba luchar una batalla nocturna, temiendo algún truco púnico que buscase hacer luchar a los romanos en una batalla sobre terreno desigual, y en donde la infantería romana perdería ventaja al estar dispersas sus filas y la comunicación.

Aníbal, tras escapar de la trampa en la que se había metido, marchó al este hacia Apulia, arrasando las propiedades romanas a voluntad.

Los cartagineses volverían a hacer daño al ejército romano en la batalla de Geronium.

Aunque Fabio no cayó en las trampas preparadas por Aníbal, su fuerza de bloqueo sí que lo hizo.

Leonard Cottrell, en su libro Hannibal: Enemy of Rome, escribió que el truco fue diseñado para ser reconocido por Fabio como tal.

Aníbal demuestra todos estos factores en su planeamiento, implementación y orquestación de este pequeño pero significativo episodio.

Además, una operación nocturna como esa necesita siempre de una buena disciplina y control, algo que los cartagineses demostraron con creces en este episodio.

El aspecto actual del área donde la batalla habría tenido lugar, con el Monte Másico en el fondo.