La batalla de Geronium fue un encuentro armado que tuvo lugar durante la segunda guerra púnica entre Cartago y la República romana en el año 217 a. C. El ejército de Aníbal Barca, tras vencer en la batalla del Ager Falernus, marchó al norte y luego al este hacia Apulia, a través del Samnio.
Esta táctica militar se estaba volviendo impopular en Roma, y Fabio se vio obligado a volver a Roma para defender sus acciones bajo la excusa de la observancia de algunas obligaciones religiosas.
Tras la batalla, Minucio retornó el mando de su ejército a Fabio y retomó sus deberes como Maestro del Caballo.
Tras dejar Ager Falernus, Aníbal volvió sobre sus pasos, dirigiéndose hacia Apulia, al este.
[6] Minucio, tras varios días, se desplazó bajando desde las colinas y estableció su campamento en la llanura de Larinum, al norte de Geronium, y desde donde los romanos comenzaron a acosar a los forrajeadores cartagineses.
Aníbal, en respuesta, se trasladó cerca del campamento romano desde Geronium con dos tercios de su ejército, y construyó un campamento temporal,[7] ocupando una colina que se situaba por encima de los romanos con 2000 lanceros.
Los romanos, viendo su oportunidad, enviaron infantería ligera y caballería para matar a un gran número de forrajeadores cartagineses, y luego se desplazaron hacia el propio campamento de Aníbal.
Tras una batalla en inferioridad numérica, sólo la llegada de Asdrúbal con 4000 forrajeadores logró contrarrestar la ventaja romana, y Minucio decidió retirarse a su campamento.
[10] Sin embargo, con esa batalla, Minucio había logrado infligir muchas bajas a los cartagineses, y Aníbal abandonó el campamento temporal para retirarse al original de Geronium.
[15] Cuando Aníbal fue informado de la división del ejército romano, planeó atrapar y destruir al comandado por Minucio.
Toda esta secuencia de acciones y reacciones, planeada y orquestada por Aníbal, no permitió al general romano examinar el terreno o enviar exploradores para revisar el área donde ahora se enfrentaban sus ejércitos.
En el momento en que Minucio alcanzó la colina, la caballería romana rompió filas y comenzó a huir y las tropas ligeras romanas también comenzaron su retirada en dirección hacia las legiones que se acercaban.