Batalla de Colonia del Sacramento (1826)

Las fuerzas imperiales habían fortificado la plaza con 1500 infantes y varios buques de guerra al mando de Frederico Mariath: el bergantín Real Pedro (Mariath), el bergantín goleta Pará (teniente 1° Franca) y las goletas Libertad del Sur (teniente 1° Regis) y Concepción (teniente 2° Thomas Thompson).

La posición servía de apostadero a las naves brasileñas, dominaba la isla Martín García, todavía controlada por Brasil, y permitía dar apoyo cercano a las flotillas que recorrían los Ríos Uruguay y Paraná atacando el tráfico fluvial.

Mariath dio órdenes de inmediato para que el Real Pedro, el Pará y la Libertad del Sur fueran acoderadas y encalladas junto al muelle presentando sus bandas a la línea republicana, mientras mantenía la goleta Concepción que quedaría en observación de la flota argentina.

La Comandancia de Marina despachó la goleta hospital Pepa, junto a las cañoneras N° 1, 4, 6, 7, 8 y 12, bajo el comando respectivo de Julio Fonrouge, Carlos Robinson, Jaime Kearnie, Francisco José Seguí, José Monti y Antonio Richiteli.

El 28 fueron recibidas las cañoneras, aunque con tripulación reducida, por lo que Brown completó sus dotaciones con los sobrevivientes del Belgrano y voluntarios de los restantes navíos de la escuadra y planificó un ataque sobre los buques enemigos.

Que Espora y Rosales se concentraran en el Real Pedro no era solo imposición de las circunstancias: al poco tiempo de incorporarse a la escuadra ambos comandantes se retaron a duelo, por lo que al enterarse Brown los llamó a su presencia y les ordenó que reemplazaran ese desafío por el ataque al bergantín Real Pedro.

Mientras, los sobrevivientes de las cañoneras pedían a gritos que cesaran los disparos y rendirse, pero las tropas imperiales mantuvieron el fuego.

Tan solo la cañonera N.º 8 pudo ser recuperada a remolque bajo el intenso cañoneo enemigo, siendo gravemente herido Rosales.

A las 20:00 horas una cañonera se aproximó aprovechando la oscuridad e hizo fuego causando daños en los edificios del puerto.

La situación de Brown en Colonia se hacía insostenible, pero la escuadra imperial no atacó, temiendo que estuvieran en poder argentino las baterías de tierra, limitándose a mantenerse aguas afuera y a establecer comunicaciones con la plaza, lo que pudo hacer el día 10.

E. anteriormente que lo único que puede quitarle á nuestra Escuadra un día de Gloría es la Fragata Emperatriz pero esta por su calado no podra nunca hacer nada á menos que los demás buques busquen su protección como lo han hecho antes, y esto ha sido donde esa Fragata pueda maniobrar como de bancos afuera.

El día 13 la Concepción consiguió pasar entre las naves argentinas y llegar a tierra con abastecimientos.

Lavalleja por su parte intentó un asalto a las murallas con alrededor de 1000 hombres, el que fue rechazado por los defensores, con treinta bajas aproximadamente en cada bando.

Lobo justificó esa decisión afirmando que «de nada nos sirve perdida la plaza de Colonia, y perdida esta, está perdida la margen oriental, restando solo Montevideo; y controlada Colonia y la margen oriental, se podrá recuperar esa isla con una expedición.» La escuadrilla republicana regresó a Buenos Aires.

Pero aún fracasado el objetivo, el ataque a Colonia tuvo dos consecuencias estratégicas fundamentales.

Brown (óleo de F.Goulu, 1825).
Fortaleza de Colonia.
Leonardo Rosales.
Tomás Espora.