[2] Era comandada por el teniente Francisco José Seguí, quien llevaba como segundo al mando a Antonio Toll.
El último tuvo lugar el 21 de octubre y esta vez no sólo fracasó sino que a los 11 pies el buque tocó fondo.
Seguí consiguió zafar y llevarlo a una profundidad de cinco brazas.
[2] En tanto, se presentó ante la Capitanía de Puertos una denuncia contra Pareja, quien fue detenido a la espera del correspondiente sumario.
Esta vez la expedición logró ingresar a la bahía, reconocer la ensenada, levantar su carta y detectar un fondeadero seguro, que bautizó como Puerto Belgrano en homenaje al bergantín, e indirectamente al prócer, sitio que se convertiría años después en el apostadero de la Flota de Mar, la base Puerto Belgrano.
[2] Al estallar la guerra con el Imperio del Brasil el General Belgrano se sumó a la exigua escuadra que al mando superior de Guillermo Brown procuró combatir el bloqueo de la superior flota imperial y hostigar los puertos ocupados y las unidades o divisiones destacadas por el enemigo.
El intento fue infructuoso y cuando en la tarde cayó el palo de proa bajo el fuego enemigo, el daño en el buque era extenso.
[2] Ya finalizada la guerra, en 1829 restos del buque fueron vendidos como leña a Federico Fossant en $21000.