Arte expoliado por los nazis

[4]​ Difiere del concepto de arte saqueado, «Beutekunst», que se refiere a los bienes culturales obtenidos durante la guerra, es decir, se refiere al botín de un ocupante en la guerra.

En el caso del robo durante la guerra, en las áreas ocupadas por los alemanes, a la población local y perseguida judía, hay una superposición de los términos.

[6]​ Por lo tanto incluye el botín artístico de guerra, además de ser un término genérico para el robo por parte del estado alemán a su propia población y sus propias colecciones públicas en el caso del llamado «arte degenerado».

La «Ordenanza para la Eliminación a los Judíos de la Vida Comercial Alemana» prohibía a los judíos operar tiendas minoristas y administrar independientemente un negocio artesanal o un taller de oficios.

[11]​ A partir de 1934 solo se permitió llevar diez Reichsmarks al exilio.

Para asegurar su sustento o para financiar su emigración, los afectados se vieron obligados a vender o subastar no solo una gran cantidad de pinturas, dibujos, gráficos y esculturas, sino también libros y antigüedades.

Adolf Hitler se aseguró el acceso antes que nadie a los tesoros artísticos y las antiguas obras maestras, incluida la colección de Louis Rothschild.

El resto, lo que Hilter no había reclamado para sí, se distribuyó bajo masivas disputas entre representantes especiales y museos.

Según esta ley, cuando un judío cruzaba la frontera del Reich al extranjero desaparecía su derecho a la propiedad.

Con amargo cinismo y «consistencia burocrática, las autoridades fiscales aplicaron de inmediato la regulación a la deportación en curso de los judíos alemanes.»[19]​ Tan pronto como los trenes cruzaban la frontera del Reich, bajo el nombre en clave «Aktion 3», en colaboración con la Gestapo y las autoridades financieras, se utilizó el inventario dejado en las casas y se confiscaron los activos restantes de los deportados.

Incluso antes de su toma del poder, los nacionalsocialistas calumniaban el arte contemporáneo como un ataque «judío-bolchevique» a la «cultura aria» bajo el liderazgo ideológico de Alfred Rosenberg y la Kampfbund für deutsche Kultur, fundada en 1928.

Como resultado, los museos alemanes perdieron casi por completo sus colecciones de arte moderno.

Con la anexión y ocupación de países durante la Segunda Guerra Mundial, el ataque a las propiedades de judíos se extendió a todos los territorios que quedaron bajo el dominio del nacionalsocialismo.

Polonia se vio abrumada por la violencia antijudía y antieslava tanto en 1939 como en 1941.

El embajador alemán en París, Otto Abetz, también participó en el seguimiento de las famosas colecciones francesas.

El Reichsmarschall Hermann Göring se aseguró el acceso a las 1300 pinturas dejadas atrás, incluyendo las de Cranach, van Gogh, Goya, Rembrandt, Rubens, Tiziano y Velázquez.

No se emitieron ordenanzas legales, solo regulaciones generales para la expropiación de judíos.

En Polonia, el objetivo era destruir las raíces de su cultura y eliminar tanto al Estado, como a la nación.

A principios de 1943 prácticamente no había ningún bien perteneciente a judíos en la Europa oriental ocupada; de los perseguidos en Polonia y la Unión Soviética prácticamente no quedaba ninguno vivo.

Adolf Hitler se veía a sí mismo como un mecenas y amante del arte; sus seguidores lo imitaron.

Once de los más altos líderes nazis acumularon extensas y valiosas colecciones de arte entre 1933 y 1945: Hermann Göring, Joseph Goebbels, Joachim von Ribbentrop, Heinrich Himmler, Baldur von Schirach, Hans Frank, Robert Ley, Albert Speer, Martin Bormann, Arthur Seyß-Inquart y Josef Bürckel.

A partir de 1938, tesoros artísticos, tanto comprados como robados, se acumularon en varios depósitos en Múnich y Austria para este propósito.

Lo que no era necesario para Linz debía distribuirse a otros museos, especialmente en las zonas orientales ocupadas del Gran Reich alemán que habían sido privadas de su propia cultura.

Se jactó de tener «la colección privada más importante, al menos en Alemania, si no en Europa».

En Carinhall, su finca, que quería convertir en un museo, había reunido al final de la guerra: 1375 pinturas, 250 esculturas, 108 tapices, 200 muebles antiguos, 60 alfombras persas y francesas, 75 vidrieras, 175 objetos de artesanía.

Al especificar números, también es importante distinguir entre «obras de arte» y «bienes culturales».

El término «bienes culturales», definido como «resultado de la producción artística», es más amplio: este término también incluye artesanía, orfebrería, porcelana y loza, joyería, monedas, libros, muebles, arte antiguo y mucho más.

El camino posterior a través de ventas, subastas, obsequios y apropiaciones o su destrucción ya no es rastreable.

Como institución estatal, se ocupa del arte saqueado y su devolución a los herederos.

[41]​ El New York Times cita a Ferdinand von Schirach sobre la necesidad de investigar la procedencia con las palabras: «We need to know about the evil.» [«Necesitamos saber sobre el mal»].

Sala de exposiciones en el Museo de Artes y Oficios de Hamburgo con piezas de origen poco claro.
Carl Spitzweg : Justitia
perteneciente a la antigua colección de Leo Bendel , es un ejemplo de arte saqueado: vendido en 1937 para financiar la emigración, hasta 2006 permaneció en la Villa Hammerschmidt , en Bonn ; restituido por la Oficina del Presidente Federal en 2007.
Otto Mueller : Dos semidesnudos femeninos (1919), Colección Ismar Littmann, Breslavia, incautado en 1935, restituido en 1999
Joseph Goebbels en la exposición «Arte degenerado», 1938 Berlín - izquierda: dos pinturas de Emil Nolde : Cristo y la pecadora y Las vírgenes sabias y necias , a la derecha una escultura de Gerhard Marcks : San Jorge
Altar de Veit Stoss robado en Cracovia para el Museo del Führer en Linz
La Cámara de Ámbar , que se desmontó y trasladó a Königsberg , desapareció a finales de la II Guerra Mundial; fotografía de 1931
Unidades alemanas cargan obras de arte polacas de Zachęta ; julio de 1944
Himmler regala a Hitler un cuadro por su cumpleaños, 1939
Hitler regala a Goering una pintura por su cumpleaños, 1938
Visualización de rollos de la Torá en el sótano del Instituto Nazi para la Investigación de la Cuestión Judía, Fráncfort del Meno, 6 de julio de 1945