Apocatástasis
Apocatástasis (del griego ( /æpoʊkəˈtæstəsᵻs/ αποκαθιστώ -pronunciado apokacistó-: poner una cosa en su puesto primitivo, restaurar), es un concepto especialmente utilizado por Orígenes, y que según él, significa que en el fin de los tiempos, todos, pecadores y no pecadores, volverán a ser uno con Dios.[3][4][5] El Nuevo Testamento (Acts 3:21) se refiere a la "apocatástasis de todas las cosas", aunque no suele entenderse que este pasaje enseñe la salvación universal.[6]Esta interpretación y la del primer párrafo traen aparejadas una serie de dificultades doctrinales.[11] La palabra apocatástasis aparece una sola vez en el Nuevo Testamento y concretamente en Hechos 3,21 ss.:En definitiva, aunque todos serán vivificados en Cristo, pocos son los que se salvan.Esto no obstante, llegará el día en que todos los espíritus vengan de nuevo a Dios y, aunque tengan que sufrir un fuego purificador, finalmente todos serán salvos y glorificados.No obstante, dicha evolución conocerá su término dado que la redención operada por Cristo tuvo por finalidad la restauración de todas las cosas; sin duda alguna, esta redención hace sentir paulatinamente su eficacia hasta el punto en que nadie será salvado contra su voluntad.Se creía que la posición original consistía en una alineación de los cuerpos celestes con Cáncer.Antapocatástasis es una contrarrecurrencia cuando las estrellas y los planetas se alinean con Capricornio, lo que marcaría la destrucción por un diluvio universal.[28][29][30] Por otra parte, Brian E. Daley en su manual de escatología patrística argumentó que Orígenes creía firmemente en la salvación final de todos los humanos y a veces se refería a ella como apocatástasis.[31] La escuela alejandrina, primer centro educativo cristiano,[32] parece haber afirmado en general la apocatástasis y adaptado alguna terminología e ideas platónicas al cristianismo, al tiempo que explicaba y diferenciaba la nueva fe de todas las demás.Con el tiempo, Orígenes comenzó a ser condenado en toda la iglesia primitiva en los concilios locales, aunque no apocatástasis específicamente."[37] El quinto concilio ecuménico en su sentencia durante la octava sesión condenó a "Orígenes" y sus "escritos impíos" -probablemente una referencia a las enseñanzas que le atribuyen los anatemas de 543 y 553, porque durante la quinta sesión la condena de Orígenes se describe como "reciente.[40][41] Más recientemente, la eminente patrística Ilaria Ramelli ha llegado a la conclusión de que Orígenes no sólo abrazó la doctrina de la apocatástasis, sino que ésta ocupó un lugar central en todo su pensamiento teológico y filosófico.[48] La palabra era todavía muy flexible en ese momento, pero a mediados del siglo VI, se convirtió prácticamente en un término técnico, como suele significar hoy, para referirse a una doctrina específicamente origenista de la salvación universal.