Ambrosiaster

Atribuido durante siglos a san Ambrosio de Milán, bajo cuyo nombre aparece en los códices, su verdadero autor no puede ser señalado con certeza, ni siquiera con firme probabilidad.

No habiendo sido hallados tales escritos, se comprende con relativa facilidad que le fueran atribuidos estos otros.

Ciertos enfoques del Ambrosiaster en torno al tema de la gracia y la predestinación han hecho conjeturar que su autor fuera un representante del pelagianismo, tal vez, en concreto, Juliano.

Otros eruditos, la mayoría, localizan cronológicamente esa obra en tiempos del papa Dámaso I (366-384), señalando diversos nombres posibles de autor, entre los que destaca el diácono romano Hilarlo, contra quien escribió san Jerónimo.

La exégesis va haciéndose cada vez más rápida a medida que avanza por las epístolas paulinas, hasta llegar a ser poco más que una glosa en las cartas pastorales: Timoteo y Tito.

La suya es una interpretación literal e histórica, que solo en contadísimas ocasiones deriva hacia lo alegórico.

Quizá lo más significativo suyo está en que parece interpretar la predestinación divina como presciencia.

El pecado puede corromper la voluntad, no la naturaleza humana; ésta permanece buena como testimonio siempre actual de la bondad del Creador que la plasmó.

San Pablo escribiendo. La inscripción "sedet hic scripsit" ("se sienta aquí y escribe").