[2] El Anschluss fue precedido por un período de creciente presión política sobre Austria, ejercida por Alemania, exigiendo la legalización del partido nazi y, más adelante, su participación en el gobierno.Los nazis austríacos se lanzaron a una estrategia de tensión y recurrieron al terrorismo.Su régimen adquirió un tinte fascista con preferencia hacia los modelos adoptados previamente por Benito Mussolini y basado en el catolicismo tradicional, por lo cual recibió el nombre de austrofascismo.Precisamente, cuando Mussolini supo lo acontecido a Dollfuss en Viena, el 26 de julio ordenó movilizar tropas italianas en la frontera alpina con Austria, amenazando con intervenir militarmente para sostener a los sucesores de Dollfuss en caso necesario.Hitler no contaba entonces con la Wehrmacht en toda su fuerza ni bajo control total del nazismo, y aún en ese caso tampoco deseaba un conflicto con un régimen ideológicamente tan cercano como la Italia fascista, por lo cual se abstuvo de enviar tropas para apoyar a los nazis austríacos.El nuevo canciller, Kurt Schuschnigg, insistió en proseguir el sistema político de Dollfuss, manteniendo una dictadura nacionalista, fascista e impidiendo toda opción política que propugnase la anexión a Alemania, para lo cual contó con el apoyo tácito de políticos socialistas y católicos, que juzgaron al austrofascismo como un mal mucho menor que el nacionalsocialismo alemán.No obstante, los nazis austríacos no se daban por satisfechos pues, ahora, Schuschnigg se apoyaba en socialistas y católicos para preservar la independencia de Austria, por lo cual, los atentados y sabotajes nazis prosiguieron.[3] La pregunta no incluía la aceptación de la anexión alemana, sino que se limitaba a solicitar el apoyo del votante al mantenimiento de una «Austria unida, cristiana, social, independiente, alemana y libre».[3] Aunque Seyß-Inquart mantuvo su promesa, nacionalsocialistas austríacos que trabajaban en la Administración estatal se enteraron del plan y lo comunicaron a Berlín.[6] Acudió a ver al canciller en la sede del Gobierno y le rogó que aceptase las condiciones de Hitler; como la entrevista se alargó, los nazis otorgaron una prórroga para obtener la respuesta del Gobierno austríaco hasta las dos de la tarde.[6] A las exigencias del canciller alemán, se unieron pronto las del partido nazi en Austria: Von Schuschnigg debía retrasar la votación tres semanas o arriesgarse a que los nacionalsocialistas tomasen el poder por la fuerza.Estaba planeado que Seyß-Inquart aprovecharía su nuevo cargo para solicitar ayuda militar a Alemania con el objetivo de poner fin a la crisis interna austríaca, disipando así toda apariencia de invasión alemana.[8] Aunque el agregado militar alemán indicó que, efectivamente, ciento cincuenta mil soldados estaban listos para invadir el país si Miklas no encargaba el Gobierno a Seyß-Inquart, el presidente rechazó altivamente la intimidación.Viendo la situación casi perdida, líderes del Frente Patriótico de Dollfuß parten al exilio esa misma tarde.Finalmente Schuschnigg decide tomar la iniciativa y pronuncia un emotivo discurso radiofónico a las 19:47 horas, despidiéndose del pueblo austríaco y presentando su renuncia al cargo de canciller mientras alegaba que «ha hecho todo lo posible por salvaguardar la independencia del país».Schuschnigg termina la alocución con la frase Gott schütze Österreich (en alemán, «Dios proteja a Austria»).Mientras los dirigentes nazis austríacos ordenaban a sus seguidores tomar el poder al cumplirse la hora sin que el presidente aceptase sus condiciones, Seyß-Inquart hablaba por teléfono con Göring para informarle de la situación.Ante la consulta el ministro italiano Galeazzo Ciano informó que Mussolini no intervendría en los sucesos de Austria.[12] Se despertó a Hitler para comunicarle el ruego de Seyß-Inquart, que rechazó.[13] Mientras tanto, los nacionalsocialistas austríacos seguían su campaña de destrucciones y revueltas contra el gobierno, sembrando el desorden.[16] Miklas dimitió y nombró presidente interino al canciller, pero se negó a firmar el decreto de anexión aprobado por este.[16] En la mañana del 12 de marzo, el presidente Miklas aceptó finalmente designar a Seyss-Inquart como canciller austríaco, pero esta medida resultaba inútil pues al amanecer las tropas de la Wehrmacht alemana ya habían cruzado la frontera, iniciando su invasión.Al día siguiente, las fuerzas alemanas ocupaban sin resistencia toda Austria, hallando un recibimiento efusivo y favorable que les sorprendió, tanto en localidades pequeñas como en las ciudades más grandes.Además no hubo campaña posible a favor del «no», pues inmediatamente tras la anexión habían sido detenidas 70 000 personas en pocos días: judíos, socialdemócratas y comunistas, así como toda la cúpula política de la Primera República de Austria, entre los que estaban conocidos líderes políticos como Richard Schmitz, Leopold Figl, Friedrich Hillegeist y Franz Olah.El censo electoral dejó fuera a 400 000 ciudadanos (un 10 % de los votantes potenciales), mayoritariamente izquierdistas y judíos.El cardenal y arzobispo católico de Viena, Theodor Innitzer, antiguo ministro de Asuntos Sociales del tercer gabinete del canciller Johann Schober, afirmó: «Los católicos vieneses debemos dar gracias al Señor por la forma incruenta en que ha ocurrido este gran cambio político y orar por un gran futuro para Austria.Austria dejó de ser una nación independiente y su territorio quedó dividido en 7 distritos análogos a los Reichsgaue.De la misma forma, todas las leyes alemanas, especialmente aquellas que prohibían la oposición política al nazismo, entraron en vigor en Austria, juntamente con el aparato de represión política ya existente en Alemania, encarnado en la Gestapo y la SS.No se restituyó la plena soberanía austríaca, sino tras difíciles negociaciones entre la URSS y los EE.
Policías de frontera alemanes y austríacos desmontan conjuntamente un puesto limítrofe el 15 de marzo de 1938.
Tropas alemanas entran en Viena el 14 de marzo de 1938
Tropas alemanas entrando en Viena, el martes 15 de marzo de 1938
Papeleta en blanco que dice: «¿Estás de acuerdo con la reunificación de Austria con el Imperio Alemán efectuada el 13 de marzo de 1938 y votas en favor de la lista de nuestro
Führer
Adolf Hitler?». El círculo mayor es para el «sí» y el pequeño para el «no».