[1] Su trabajo fue muy controvertido en su tiempo, en particular por su libro Hojas de hierba, descrito como obsceno por sus abiertas referencias a la homosexualidad.
Entre los escritores que se han visto marcados por su obra figuran Rubén Darío, Wallace Stevens, León Felipe, D.H.
[2] Nacido en un pequeño caserío rural en el centro de Long Island, New York, trabajó como periodista, profesor, empleado del gobierno y enfermero voluntario durante la guerra civil estadounidense.
La obra fue revisada y ampliada durante el resto de su vida, siendo publicada la edición definitiva en 1892.
Al final de su vida, y tras sufrir un derrame cerebral, se trasladó a Camden, Nueva Jersey, donde su salud empeoró.
Apoyó la cláusula Wilmot y se opuso a la extensión de la esclavitud, si bien fue muy crítico con el movimiento abolicionista.
Sus padres, Walter y Louisa Van Velsor Whitman, tenían creencias afines a los cuáqueros, una comunidad religiosa sin credo definido que pretende revivir el cristianismo primitivo.
[9] De sus siete hijos varones, Walter Whitman llamó a tres como los líderes americanos Andrew Jackson, George Washington y Thomas Jefferson.
El mayor fue llamado Jesse y hubo otro más que murió a los seis meses sin recibir nombre.
[22] Se mudó a la ciudad de Nueva York para trabajar como tipógrafo,[23] aunque años más tarde no podría recordar dónde.
[40] Intentó componer una épica americana única[41] y utilizó el verso libre con una cadencia basada en la Biblia.
[73] Ese mes, Whitman envió a su hermano Jesse al hospital psiquiátrico de Kings County.
[79] Aun así, O’Connor, todavía molesto, vindicó a Whitman publicando un sesgado y exagerado estudio histórico, El buen poeta gris, en enero de 1866.
[81] Uno de sus cometidos en la Oficina del Fiscal General fue entrevistar a anteriores soldados confederados para los padrones presidenciales.
“Hay personajes impresionantes entre ellos”, escribiría más tarde, “y ya sabes que tengo debilidad por cualquier cosa fuera de lo ordinario”.
[99] En su última semana de vida estaba muy débil como para manejar un cuchillo o un tenedor y escribió: “Sufro todo el tiempo.
[103] Se celebró luego una segunda ceremonia pública con amigos dando discursos, música en vivo y bebidas.
[117] Se despachó con él diciendo que lo escribió en tres días de soledad –por dinero- mientras estaba bajo la influencia del alcohol.
[118] A pesar de eso, en otros ensayos también recomienda la templanza, incluyendo The Madman y un cuento corto titulado Reuben’s Last Wish.
[119] Más tarde en su vida fue liberal con el alcohol, disfrutando de los vinos locales y del champán.
[121] En Canto a mí mismo realizó un catálogo de las grandes religiones e indicó que respetaba y aceptaba todas ellas, un sentimiento que más tarde enfatizaría en su poema With Antecedents, afirmando: «Adoptó cada teoría, cada mito, cada dios y semi dios.
Estas opiniones generan controversia y están basadas en su poesía, que retrata el amor y la sexualidad en un sentido mundano e individualista común en la cultura americana previa a la medicalización de la sexualidad a fines del siglo diecinueve.
El escritor irlandés –famoso por su relación amorosa con Alfred Douglas, documentada en su carta titulada De Profundis— conoció a Whitman en Estados Unidos en 1882 y escribió al activista por los derechos homosexuales George Cecil Ives que no había dudas sobre la orientación sexual del gran poeta americano.
Desde al menos 1880, Duckett y su abuela, Lydia Watson, subarrendaron su propiedad del 334 de Mickle Street.
Stafford escribió a Whitman sobre ese anillo, diciendo: «Sabes que cuando me lo pusiste había sólo una cosa capaz de alejarme, y era la muerte».
[140] Como dejó escrito su biógrafo, Jerome Loving, “la discusión sobre la sexualidad de Whitman continuará, no importa las pruebas que surjan al respecto”.
En 1846 escribió que los abolicionistas habían retrasado el avance de su causa por su “radicalismo y su estilo burocrático”.
Una amiga británica, Mary Smith Whitall Costelloe, escribió: “No se puede entender realmente a los Estados Unidos sin Walt Whitman, sin Hojas de hierba...
El gran escritor argentino Jorge Luis Borges admiraba mucho a Whitman y más de una vez aclaró que se vio ampliamente influido por su literatura, cuando no obsesionado.
Su voz declara: casi no soy, pero mis versos ritman En el Prefacio de su poema Altazor, el poeta chileno Vicente Huidobro alude a Whitman con los versos: "Aquél que todo lo ha visto, que conoce todos los secretos/ sin ser Walt Whitman, pues jamás he tenido una barba blanca/ como las bellas enfermeras y los arroyos helados."