Su carrera como autor profesional había comenzado ahora en serio, aunque aún siguió trabajando como profesor unos años más.
Morel provoca un giro crucial en su novela autobiográfica Hijos y amantes (Sons and Lovers) , un trabajo que reúne muchos elementos de la vida provinciana del autor.
Asimismo, una profesora colega suya, Helen Corke, le ofreció libre acceso a sus diarios íntimos sobre una triste aventura amorosa, que sirvió de fundamento para El intruso, su segunda novela.
También terminó una relación con Louie Burrows, una amiga de sus días en Nottingham y Eastwood a la que el mismo Lawrence propondría matrimonio.
Esta peregrinación lo llevó a recorrer Australia, Italia, Sri Lanka —entonces conocida como Ceilán—, Estados Unidos, México y el sur de Francia.
Desde Sicilia, realizó breves excursiones a Cerdeña, Montecassino, Malta, Italia septentrional, Austria y el sur de Alemania.
Durante estos años, escribió también una serie de poemas sobre la naturaleza que luego aparecerían en Aves, bestias y flores.
Allí conocieron a Mabel Dodge Luhan, una figura pública, y pensaron en establecer una comunidad utópica en lo que, por ese entonces, era Kiowa Ranch, cerca de Taos, Nuevo México.
Esta, su última novela de importancia, se publicó inicialmente en versiones privadas en Florencia y París e incrementó su tamaño.
Tras haber recibido el alta del sanatorio, falleció en Villa Robermond, en Vence, Francia, debido a complicaciones por la tuberculosis.
[21] Cuando escribió Mujeres enamoradas en Cornualles, entre 1916-17, Lawrence desarrolló una fuerte relación romántica con un granjero local llamado William Henry Hocking.
[25] Su inclinación homosexual se ve reforzada por la creencia que siempre mantuvo de la eterna guerra entre hombres y mujeres.
Para Lawrence, la mujer ejercía una influencia nada positiva sobre el hombre que conseguía destruir su personalidad y acaparar su libertad.
Este aparente dominio sobre lo viril es lo que, según el autor, ponía en peligro la integridad del hombre y su masculinidad.
Leavis puso énfasis en que El arco iris, Mujeres enamoradas, y los relatos e historias breves fueron grandes obras de arte.
En una carta destinada a Huxley, el escritor declara que: Por otro lado, se ha estudiado también la presencia del sadismo en la obra de Lawrence.
Pese a que suele ser considerado como un realista, el sentido de sus personajes se puede comprender en relación con su filosofía.
[37] La melancolía, lo espiritual y el aprendizaje moral del héroe —o heroína— son temáticas todas ellas presentes en la novela de Lawrence.
De este modo, sus novelas despiertan la curiosidad por lo erótico, lo instintivo y lo sexual, arraigado a la naturaleza innata del hombre como un animal más.
[26] En ella se percibe el realismo del siglo XIX, presente en la obra de T. S. Eliot y Thomas Hardy.
Sin embargo, su atracción es meramente sexual, ya que su esposo, "Clifford", es impotente y no puede satisfacer sus deseos carnales.
Hijos y amantes, que también parte de la experiencia del autor, lleva el plano sexual a nivel familiar.
Aun así, el personaje, que atraviesa un período de transición espiritual, tendrá problemas amorosos y varios desengaños en sus relaciones sexuales con mujeres.
Estableció su manifiesto, para lo que sería la mayor parte de su futura obra, en la introducción a Nuevos Poemas (New Poems).
Así dejaría constancia el autor: Sus poemas más conocidos son probablemente aquellos que tratan con la naturaleza, como los de Aves, Bestias y flores, y Tortugas (1923) (Birds, Beasts and Flowers and Tortoises), escritos durante su permanencia en el sudeste de los Estados Unidos.
Su última obra, Ortigas (Nettles), publicada en 1930, once días después de su muerte, representó una crítica y un ataque a la moral inglesa.
En esta última, Lawrence responde a Walt Whitman, Herman Melville y Edgar Allan Poe, lo cual deja entrever la naturaleza del propio autor.
[57] La ideología del autor le llevó a confiar en el arte como medio autónomo de expresión y que por sí mismo tenía valor.
Fiel opositor del realismo material, Lawrence mostró su rechazo a la escuela realista francesa, pero creía en un realismo con base espiritual, algo que la novela rusa le supo dar: Lawrence, al igual que Thomas Hardy, concebía al hombre en unidad con la naturaleza, pero su mayor preocupación, a diferencia de la de este último, era la industria y la sociedad urbana y el efecto que ambas ejercían sobre el ser humano.
No es extraño, pues, que sus trabajos fueran muy influyentes durante los años 1960, cuando diversos sindicatos y grupos revolucionarios velaban por una contracultura en desacuerdo con la escasez en la libertad de prensa en esos días.